En el templo, situado en el pueblo de Bagiari y cercano a un puesto de las fuerzas de seguridad, se hallaban congregados casi 300 fieles cuando el suicida hizo estallar la carga explosiva que portaba, que devastó el complejo religioso, de dos plantas.
Al menos 50 personas murieron y 170 resultaron heridas en el ataque terrorista, según explicó el jefe de la demarcación tribal, Tariq Hayat Khan, citado por los medios paquistaníes.
La mayoría de los fallecidos son civiles, entre ellos algunos niños, aunque también perdieron la vida quince funcionarios de la administración civil, así como varios guardias de seguridad y miembros de las fuerzas paramilitares, según una fuente policial citada por el canal privado Express TV.
Quince ambulancias de los servicios de rescate se desplazaron al lugar del atentado y trasladaron a las decenas de heridos a hospitales del área de Jamrud.
El presidente, Asif Alí Zardari, y el primer ministro, Yusuf Razá Guilani, condenaron el ataque, que se registró poco antes de que Barack Obama, anunciase su plan de revisión estratégica para Afganistán y Paquistán.