Zapatero, al conocer su exclusión de la cumbre, se limitó a decir “ya hablaremos” a los periodistas que le preguntaron sobre la cita. Sin embargo, pocas horas después, el presidente del Gobierno anunció en el Congreso de los Diputados que sí ha sido invitado.
Desde la Cámara Baja conversó por teléfono con Sarkozy, quien, según el presidente del Gobierno, es “absolutamente sensible y comprensivo” a la conveniencia de la presencia española en esa reunión.
España debe estar en la próxima cumbre financiera internacional y el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, prometió que, en contra de lo que ayer anunció el presidente francés y presidente de turno de la UE, Nicolas Sarkozy, hará valer su peso como octava potencia económica mundial para estar presente en el encuentro llamado a reformar el sistema financiero internacional. “Sarkozy no creó el G-8, y tampoco puede decidir por el G-8”, proclamó Zapatero, que aseguró que el presidente galo es favorable a la presencia de España. Además reclamó que en esta cumbre financiera mundial también faltaría “un país árabe importante” para que sea totalmente operativa.
Desde que ayer Sarkozy anunciara que en la cumbre internacional para la reforma del sistema financiero deberían estar únicamente los miembros del G-8 y los del G-5 (el grupo que agrupa a las principales economías emergentes en el que están México, Brasil, China, India, y Sudáfrica) la maquinaria de Moncloa se puso a funcionar y finalmente Zapatero consiguió hablar con el mandatario galo por la tarde. Fue una conversación telefónica que motivó que el jefe del Ejecutivo se ausentara del debate de los Presupuestos Generales del Estado que se celebra en el Congreso.
Tras conversar con Sarkozy, el presidente del Gobierno compareció ante los medios por la tarde en la Cámara Baja para expresar de forma tajante que, “en cualquiera de los formatos que se están barajando”, España “debe de estar” en la próxima cumbre financiera internacional a la que también debería acudir “un país árabe importante”. Y es que, según proclamó Zapatero, existen “razones objetivas” para que España no solo participe, sino incluso “juegue un papel relevante” en el cónclave previsto para mediados de noviembre.
“España por su peso económico y por lo que representa debe de estar en esa gran cumbre llamada a reformar el sistema económico internacional”, afirmó el presidente que señaló que “Sarkozy no creó el G-8, y tampoco puede decidir por el G-8”. “¿Quién decide la reforma del G-8?”, se preguntó Zapatero que reconoció que este tipo de grupos, como el G-7 o el G-20 –creado en 1999 y en el que inexplicablemente tampoco está España– son herméticos y “estáticos” y una vez establecidos son difíciles de cambiar. Pero la excepcional situación que vive la economía mundial hace que “cuando hay un evento de esta naturaleza quien realmente es la octava potencia del mundo no puede estar callada”.
En este sentido, insistió en varias ocasiones en que está decidido a cumplir con su deber como presidente del Gobierno, cambiar la situación y “hacer valer el peso de España con todos nuestros amigos” para que “esté donde le corresponde”. En este punto, Zapatero recordó que históricamente España nunca ha estado en los grandes cónclaves internacionales, pero ahora esto debe cambiar porque “hay razones objetivas” para ello.