El Deportivo se ha habituado en los últimos años a vivir cada temporada como el 'Día de la Marmota', un bucle del que no es capaz de salir desde que abandonó la Primera División en 2018.
Tampoco romperá ese recorrido cíclico este curso al haberse quedado fuera de la lucha por el ascenso a Segunda División; tendrá que pelear el resto del campeonato por quedarse en la tercera categoría.
Después de cuatro temporadas seguidas en la élite, cuando perseguía la estabilidad y aspiraba a dar un paso más, el Deportivo, uno de los nueve campeones de LaLiga, se estrelló en la temporada 2017/18 y descendió a Segunda, en la que había estado también en las campañas 2011/12 y 2013/14.
El centenario club coruñés, que cuenta en su palmarés con dos Copas del Rey y tres Supercopas de España además del título liguero del año 2000, afrontó el curso 2018/19 con el objetivo de repetir los ascensos por la vía rápida que había protagonizado esa misma década.
Y ahí inició el bucle en el que permanece instalado: ilusión, optimismo y metas ambiciosas al empezar cada campaña, campeonatos que se convierten en montañas rusas, reacciones tardías cuando se ve contra las cuerdas y decepciones finales, siempre a un pasito del éxito, algo que aumenta aun más la frustración.
En 2019, el Deportivo se quedó a un solo gol del ascenso a LaLiga Santander. Había firmado una buena primera parte de la temporada, se desinfló después, con un cambio de técnico incluido y emergió en las jornadas finales para sacar el billete a la promoción. Superó la primera eliminatoria y lo tenía todo de cara en la segunda y definitiva.
Sin embargo, los dos goles de renta con los que se presentó en Mallorca para jugar el partido definitivo fueron insuficientes. Los baleares le endosaron tres en la isla, donde un cabezazo del entonces deportivista Pablo Marí salió a escasos centímetros de la portería bermellona en el último instante. El tanto le habría dado el ascenso.
Salió cruz cuando lo tenía todo a su favor para que fuera cara y a día de hoy sigue lamentando aquel desafortunado 23 de junio, la noche de San Juan más amarga en A Coruña.
La temporada pasada, su trayectoria en la primera vuelta cambió drásticamente su objetivo inicial. Partía como candidato al ascenso y luchó todo el curso por no descender.
Después de haber firmado una lamentable primera vuelta con solo dos victorias, despertó en la segunda con Fernando Vázquez en el banquillo, logró el milagro de salir del descenso, pero se cruzó la pandemia en su camino, el fútbol sin aficionados, y la pájara antes de la meta. Llegó a la última jornada sin depender de sí mismo.
Lo que sucedió el 20 de julio de 2020 tampoco lo ha superado el Deportivo. Tenía que ganar al Fuenlabrada y esperar tropiezos del Lugo o el Albacete. Y lo vio desde la barrera porque el equipo madrileño viajó con un brote de Coronavirus a Galicia y el encuentro se aplazó. No pudo disputarse en horario unificado, como estaba previsto, y se jugó el resto de la jornada.
El Deportivo descendió sin jugar aquella noche y peleó después en los despachos, en una guerra abierta con LaLiga y su presidente, Javier Tebas. Ni en el césped ni fuera de él pudo conseguir el billete para quedarse en el fútbol profesional. Bajó a Segunda B con el récord de puntos de un descendido, empatado con la Ponferradina, que logró la permanencia.
Con un punto, el Deportivo habría permanecido en LaLiga SmartBank, pero cayó por primera vez en casi cuarenta años a Segunda B.
Se preveía un paso efímero por la categoría de bronce, pero este año ya no va a poder salir de ella. De hecho, su objetivo en las próximas semanas será asegurar su presencia en la Primera Federación, que estará por debajo de Segunda División la próxima campaña.
El Deportivo empezó con mejores resultados que sensaciones de la mano de Fernando Vázquez. Estaba en posiciones de ascenso y cambió de técnico. Después, de Consejo de Administración. Corrió el riesgo de sufrir un descenso automático y la posibilidad de otro, pero reaccionó a tiempo de evitarlo; hasta de soñar.
Dos victorias seguidas le permitieron llegar a la última jornada con opciones de acabar entre los tres primeros y, de esa manera, certificar una plaza en la Primera Federación y poder optar al ascenso en la segunda etapa de la temporada. Necesitaba ganar y que no lo hiciera el filial del Celta o perdiera Unionistas.
El Deportivo cumplió su parte, pero no le acompañaron los marcadores. De nuevo por un punto, a un gol del Coruxo o del Racing de Ferrol ante Celta B y Unionistas, respectivamente, se quedó a las puertas de enmendar la temporada.
Ahora, como mal menor, tendrá que garantizar su presencia en la Primera Federación y para ello parte con dos puntos de renta sobre el Racing de Ferrol, cuatro respecto a Numancia, Langreo y Compostela y siete más que el Marino de Luanco, al que se enfrentará el próximo fin de semana en el Abanca-Riazor.
Galicia
El Deportivo, en el 'Día de la Marmota'
Un bucle del que no es capaz de salir desde que abandonó la Primera División en 2018
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