Esta obra, no exenta de polémica, es un éxito en ventas. En menos de tres meses ha llegado a su tercera edición
En el año del centenario de Emilia Pardo Bazán ha salido a luz uno de sus textos inéditos. Se trata de la novela policíaca “Selva”, que el escritor José María Paz Gago integró en el libro “Los misterios de selva”. Esta obra, no exenta de polémica, es un éxito en ventas. En menos de tres meses ha llegado a su tercera edición.
Las líneas que la autora coruñesa decidió no difundir se encontraban en un mecanuscrito del Archivo Pardo Bazán, custodiado por la Real Academia Galega (RAG), institución que ha mostrado su disgusto por no haber sido mencionada en los créditos.
El volumen “Los misterios de selva” (Ézaro Ediciones) incluye la ya conocida narración policíaca “La gota de sangre” (1911) y el relato “Selva” (1912), que revelan a través de una banda dedicada a robar arte el dominio que Pardo Bazán tenía de la novela negra, adelantándose en una década a Agatha Christie.
El catedrático de Teoría de Literatura y Literatura Comparada de la Universidad de A Coruña, José María Paz Gago, que firma el libro esta tarde en la ciudad herculina, relata en una charla con Efe que ha trabajado durante años el mecanuscrito compuesto por 170 cuartillas “manchadas por la humedad”.
El que era presidente del comité científico de la revista “La Tribuna: Cuadernos Científicos de Emilia Pardo Bazán” —hasta que la RAG suprimió el cargo recientemente— cuenta que usó escáneres, lupas, lámparas y otros utensilios para reconstruir la novela. “Fue un auténtico rompecabezas”, sostiene Paz Gago.
“Ella le daba a todos los palos. Trabajaba al hilo de los grandes desafíos”, asegura sobre la escritora, quien fue “la primera novelista mujer del género, cuando no se llamaba aún novela negra”.
“Selva” responde al desafío que se puso a sí misma la intelectual gallega para escribir una mejor novela policíaca que Arthur Conan Doyle. El catedrático cree que la periodista decidió no publicarla porque quizás pensaba que no estaba “a la altura” del resto de su obra. “Yo creo que sí que estaba a la altura”, añade.
No obstante, este trabajo ha generado controversia porque la RAG solicitó a la editorial figurar en los créditos. Paz Gago lo ve como una queja “totalmente injustificada” y “estéril”. Achaca la reacción, que tilda de “extemporánea”, a que algunos académicos correspondientes decían que esta novela era “impublicable”.
Por su parte, fuentes de la RAG, consultadas por Efe, sostienen que “de acuerdo con las normas usuales, de aceptación universal, de citación de fuentes archivísticas y la praxis del uso de las fuentes de dominio público” se debería incluir en la reedición de la obra y en sus versiones digitales la referencia “en la página de créditos” de la procedencia de los textos.
En esta línea, defienden que el mecanuscrito “pertenece” al fondo Emilia Pardo Bazán conservado en el archivo de la Real Academia Gallega y está a disposición pública en copia digital en el Archivo Digital de Galicia (Galiciana) para “facilitar el acceso” a la comunidad investigadora y a cualquier persona.
Mientras, el director de Ensenada de Ézaro Ediciones, Alejandro Diéguez, apunta, en declaraciones a Efe, que la página de crédito existe de forma legal “para hacer una relación de aquellos que tienen propiedad intelectual sobre la obra”.
“Los textos de doña Emilia son de dominio público, pertenecen al pueblo”, explica Diéguez, que detalla que “en un prólogo de ocho páginas se cita seis veces a la Academia”. Aunque lamentan la discordia, celebran que la obra ha recibido una “maravillosa” crítica y que Pardo Bazán está siendo leída en su centenario.