Un lazo dorado en la solapa y en la mente el recuerdo de María Eugenia Moreno, una doctora de 34 años que fue asesinada en un centro de salud de Moratalla (Murcia) en la madrugada del 11 de marzo de 2009. Esa fecha supone un antes y un después, pues un año después se creó el Observatorio de Agresiones y se instauró el 16 de marzo como el Día Nacional contra las Agresiones en el Ámbito Sanitario.
En Huelva, el Colegio de Médicos y CSIF han difundido este jueves las cifras de la vergüenza y, lo que es peor, advierten que sólo son la “punta del iceberg”, pues hay muchos profesionales sanitarios que no denuncian y, por tanto, esas agresiones, no quedan registradas en las estadísticas.
Según las cifras oficiales del Servicio Andaluz de Salud, en 2016 se registraron 133 agresiones a profesionales sanitarios, lo que se traduce en una media de una agresión cada 2,7 días.
Del total, 14 fueron físicas y 119 verbales, como gritos, amenazas o insultos. Además, el 66,1% de las agresiones en la provincia se produjeron hacia las mujeres. Así, del total de agredidos, 88 eran mujeres y 45 hombres.
En el caso del colectivo de facultativos, desde el Colegio de Médicos de Huelva han detallado que en 2016 se registraron 13 agresiones, nueve a hombres y cuatro a mujeres. Y una de ellas, en el ámbito de la medicina privada.
Ocho de estas agresiones se produjeron en el ámbito de Urgencias, dos en Atención Primaria, otra en el ámbito hospitalario, y otras dos en otros ámbitos.
Cinco médicos recibieron insultos, otros tantos amenazas, y otros tres sufrieron lesiones.
De esas 13 agresiones, casi la mitad, seis, se produjeron por “discrepancias con la atención recibida”.
Posibles causas
Desde el CSIF lamentan que estas cifran son “el reflejo de la escasez de plantillas y de recursos en la sanidad pública, lo que repercute en más demoras a la hora de solicitar una cita, aumento de las listas de espera y reducción del tiempo de atención al paciente, que, en ocasiones, se deja llevar por la frustración y la desesperación y la proyecta en los trabajadores”.
En la misma línea se manifiestan desde el Colegio de Médicos, al señalar que “la masificación en la sanidad genera también ansiedad en médicos y pacientes”.
Por ello, hacen hincapié en la adoptación de “medidas urgentes” y en la “tolerancia cero” ante estos episodios de violencia.
