Con esta reforma que propone la UE Jaén no aspira a recibir limosnas sino a hacer compatible el futuro del aceite con la gente que vive de él.
Parece que tras el acuerdo al que se ha llegado en el Consejo Agrícola en Luxemburgo la famosa y polémica PAC, Política Agraria Común, está ya a punto de servirse para los intereses de la Unión Europea, por el que se rige el olivar de Jaén, por tanto puede entenderse la inquietud por el resultado final, tras conocer junto a las valoraciones políticas casi siempre interesadas, las de los representantes del sector, que son los que mejor identifican en su caso la idoneidad de los acuerdos. Si es una buena reforma la que está recién salida del horno del debate, lo veremos pronto, cuando las organizaciones lean la letra pequeña de los acuerdos, por el momento lo que parece que ya no es un problema, lo que en Asaja han llamado “asustaviejas”, era la aspiración de algunos negociadores por imponer una tasa plana que sin el menor género de duda hubiera castigado severamente en el orden económico al olivar de Jaén, para el que UPA ha temido un expolio. A pesar de todo hay discrepancias entre las propias organizaciones sobre un posible recorte de ayudas a las explotaciones más productivas y que generan empleo, al aplicarse la convergencia, uno de los aspectos más discutibles y polémicos. Finalmente el ministro Arias Cañete ha tenido un papel arbitral y de hábil estratega tratando de conformar consensos, aunque ahora ha de lidiar con el difícil y decisivo traslado de la PAC a España, es normal estar expectantes porque es aquí realmente donde se puede jugar con las cosas de comer. Jaén no necesita limosnas, aspiraba y aspira a hacer compatible el futuro del aceite con la gente que vive de él, así de sencillo.