El Museo Ibero de Jaén acoge hasta el próximo 30 de abril la exposición ´Arte Rupestre en Andalucía, del Arco Mediterráneo, 20 años de la Declaración de Patrimonio Mundial’, que profundiza, a través de 25 paneles, en el conocimiento de los singulares enclaves andaluces de arte rupestre declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO, varios de ellos en Jaén. En diciembre se cumplieron 20 años de la Declaración por la UNESCO, como Patrimonio Mundial, del arte rupestre esquemático del arco mediterráneo. La declaración de la UNESCO incluía más de 700 localizaciones, distribuidas desde Cataluña hasta Andalucía. En Andalucía fueron inventariados 69 de estos sitios, en las provincias de Almería, Granada y Jaén. En la provincia jienense se encuentran 46 de los 69 emplazamientos catalogados en Andalucía,casi un 67% del total. Dentro del territorio provincial, esas localizaciones fueron los primeros bienes en ser declarados Patrimonio Mundial y se distribuyen en los términos municipales de Santiago-Pontones, Quesada, Santisteban del Puerto y Aldeaquemada.
No obstante, además de las pinturas de estilo esquemático que fueron incluidas en la lista de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la provincia de Jaén cuenta con un patrimonio rupestre mucho más extenso. “Queremos poner el énfasis en las pinturas declaradas ‘Patrimonio Mundial’ que alberga la provincia de Jaén, pero sin olvidar aquellas otras manifestaciones del arte rupestre que, no perteneciendo al estilo esquemático reconocido por la UNESCO, jalonan todo el territorio provincial”, resaltó ayer el director general de Bienes Culturales de la Junta, Marcelino Sánchez, que inauguró la exposición junto a la delegada de Cultura y Turismo, Pilar Salazar,y la directora del Museo Ibero, Concha Choclán. Además de las Tablas de Pochico en Aldeaquemada, o de la cueva del Engarbo en Santiago de la Espada, que sí formaron parte esa declaración, otros lugares emblemáticos se encuentran en Torres, Jimena o en la Sierra Sur de Jaén. La Cueva del Morrón en Torres, por ejemplo, contiene las más antiguas pinturas rupestres del Paleolítico, y la Cueva de la Graja en Jimena muestra uno de los más extensos paneles figurativos que se conoce. Y también, gracias a recientes investigaciones en la zona patrimonial de Otíñar, en Jaén, han adquirido un nuevo significado los “petroglifos” –grabados en la pared rocosa– del Barranco del Toril, que han resultado ser un extraordinario y complejo calendario solar.