El tema de los palcos es un debate recurrente que a nada conduce y menos cuando la labor social de las Hermandades está ahí
Escribía el pasado domingo en Información Jerez que dos halos de nostalgia me recorren en la Madrugada y tarde del Viernes Santo. El uno era la despedida hasta el 9 de abril del año próximo, aunque restaba la procesión del Resucitado, porque si El no hubiese resucitado nada de esto tendría sentido, y hasta el retorno a la basílica mercedaria de la Hermandad del Transporte, y el otro me llegó cuando me di de cara con El Gitano de La Plazuela, con la Hermandad del Cristo, que es como darse de cara con Jerez, al igual que uno se da de cara con el Jerez de siempre cuando escucha las saetas en calle Larga mientras avanza, a golpe de horquilla, el misterio del Nazareno que da nombre a la Noche más grande de la ciudad. El contraste de estas dos cofradías me hace soñar con lo que fue antaño la Semana Santa de mi pueblo y que, quizá, no me dejaron ver aquellos que optaron por la Carrera Oficial y por mirarse en el espejo de la cercana Sevilla. Claro que, por otra parte, hay que agradecer que esa opción de los Juan de Mata, Martínez Arce y otros nos deje ver los brillos de una Semana Santa que va creciendo en número de nazarenos -a la espera de conocer el contador anual de Dani Carretero - en orden, en los exornos, en el desarrollo de las hermandades y hasta en el respeto de la gente, con las excepciones que no hacen sino confirmar la regla. Unas reglas, por cierto, que hablan de barrios que fueron y que siguen existiendo, tal vez, al calor de las hermandades como San Mateo. ¿Qué sería de ese barrio, tan nuestro, sin esas tres Hermandades de Penitencia de Los Judíos, Santa Marta y Tres Caídas? ¿Qué serían de otros muchos rincones de la ciudad sin las Hermandades? ¿Y todavía algunos se preguntan qué se hace con el dinero de los palcos? Que pregunten en las parroquias, en las collaciones, en colegios y que pregunten también a doradores, escultores, tallistas, floristas y que pregunten, incluso, a aquellos políticos que sueñan con un vivero de empresas cofrades en Jerez. El tema de los palcos es un debate recurrente que a nada conduce y menos cuando la labor social de las Hermandades está más demostrada que nunca. Quedan 376 días.