Erase una vez un aprendiz de entrenador de baloncesto, Abraham Carrión, que quería llegar a ser gente en los banquillos. Un buen día recibió su madre la llamada de una persona que le dice que, ya que a su hijo le gustaba entrenar equipos de baloncesto, por qué no entrenaba a uno de gente que necesitase ayuda. Y la madre, “más jerezana que Lola Flores”, se pateó medio Jerez y parte del otro hasta encontrar un equipo de baloncesto en silla de ruedas. Habló con el presidente, y con quien hizo falta, para convencerle que aquel niño entrenase a gente mayor porque “era echao palante”. La mayor parte de jugadores le doblaban la edad, pero después aparecieron por el equipo los hermanos Zarzuela, primero Pablo y después Alejandro, dos de los mejores jugadores españoles de la historia. Ya entonces vio que tenían madera para triunfar. “Los gemelos (sus niños como cariñosamente los llama) estaban predestinados. Se les veía con un desparpajo fuera de lo común. Tras dos años en el equipo, ya había gente que decía que iban a ser un referente a nivel nacional e internacional”, rememora cada vez que se le pregunta por ellos, de quienes supo sacar lo mejor. Y el cuento esta vez se hizo realidad. El lobo en forma de jugadores y jugadoras de baloncesto en silla de ruedas se comió literalmente al entrenador que decidió que su futuro deportivo estaría ahí, en el baloncesto de sillas de ruedas, aunque no previó que el éxito le llevaría de Jerez a Tokio y que sería el elegido para clasificar, por primera vez en la historia, al equipo nacional de féminas a una Paralimpiada.
Es la historia real de Abraham Carrión que el pasado miércoles fue nominado mejor deportista jerezano del año 2019 en la III Gala del Deporte que se escenificó en el Teatro Villamarta, el teatro de sus sueños infantiles que por unos minutos se convirtió en una cancha de baloncesto para este jerezano, empadronado en Jerez y vecino de Madrid, que no tenía palabras para agradecer el apoyo de sus paisanos. Y es que en julio de este mismo año la Selección Española rompió con la historia al lograr el billete para los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 después de derrotar a Turquía por 33-70 en el último partido de la fase de liguilla del Europeo Femenino de Baloncesto en Silla de Ruedas, que se disputaba en Rotterdam y en el que España se clasificó para semifinales. De esta forma, España volverá a tener su equipo femenino veintiocho años después de Barcelona'92, única vez en que compitió el combinado nacional en una cita paralímpica, si bien entonces lo hizo como equipo anfitrión y esta vez se ha ganado el derecho por méritos propios.
En estos momentos Abraham no cambiaría el baloncesto de silla de ruedas por el de a pie, aunque si tuviese tiempo lo compatibilizaría. El baloncesto es su vida y su rutina en el día a día en sus entrenamientos es “ que todo el trabajo está basado en el tren superior. El problema de lesiones o posibles sobrecargas, gente que arrastre molestias diarias (porque muchos tienen que utilizar su silla de paseo) hace que la preparación física tenga que estar muy controlada. No solo entrenas y juegas, sino que la mayoría tienen que utilizar el tren superior para su día a día”. En declaraciones a Saluddeporte del Grupo Beiman explicaba que “otro aspecto importante es que en baloncesto de a pie juegas con jugadores de la misma categoría, con una serie de fundamentos adquiridos. Aquí puedes encontrar equipos con gente de 40 años y de 16, con niños que han tenido enfermedad congénita y lleven toda su vida en silla de ruedas y haciendo deporte, y gente que ha tenido un accidente de moto, que sale del hospital, ve lo que puede hacer y elige baloncesto, y a lo mejor no ha jugado nunca. Hay niveles muy distantes entre los componentes. Evidentemente en equipos de máximo nivel todos saben a lo que juegan, pero otros equipos los entrenamientos tienen que ir más específicos para jugador”.
Abraham Carrión fue nombrado seleccionador nacional en mayor de 2015, cuando llevaba 15 años de experiencia y éxitos y aunque quiere seguir creciendo tiene claro que “nunca dejaré el baloncesto en silla de ruedas”