En 1991, la prestigiosa revista
New England Journal of Medicine publicó un artículo muy interesante con el título
Síndrome de Yentl, escrito por la Dra. Bernardine Healy, primera directora del
National Institutes of Health de Bethesda (EE.UU.). Según esta conocida cardióloga, ser considerada igual a un hombre ha sido históricamente un precio que las mujeres han tenido que pagar por la igualdad, en referencia al cuento de
Singer Yentl “
el chico del Yeshivá”, basada en la obra teatral homónima de Leah Napolin e Isaac Bashevis Singer. El
síndrome de Yentl pone de relieve la escasa presencia de las mujeres en la muestra poblacional de la mayoría de los estudios científicos sobre las enfermedades cardiovasculares, orientados mayoritariamente a los hombres.
https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/nejm199107253250408#:~:text=DOI%3A%2010.1056/NEJM199107253250408
En la película
Yentl de 1983, Barbra Streisand interpreta a una joven judía de Polonia que se hace pasar por hombre para poder estudiar en una
Yeshivá -centro de estudios de la Torá y el Talmud- orientada exclusivamente a los hombres en el judaísmo ortodoxo. De aquí, surgió la denominación del
síndrome de Yentl que describe una realidad, aún presente en el mundo médico, consistente en la presencia de un mayor porcentaje de diagnósticos y tratamientos erróneos en las mujeres, a menos que sus síntomas sean semejantes a los que presentan los hombres en una determinada enfermedad.
Desde hace medio siglo, los estudios epidemiológicos demuestran que la enfermedad cardiovascular constituye la primera causa de muerte en el mundo, destacando la patologíade las arterias coronarias. En las mujeres se posterga unos 10 años el inicio de la enfermedad cardiovascular, en comparación con los hombres. Existe una amplia información científica demostrando diferencias reveladoras entre ambos sexos en cuanto a la sintomatología, la toma de decisiones durante el evento coronario agudo y su tratamiento, así como en las medidas preventivas en las diversas etapas de la vida de la mujer, diferencias que,si se ignoran, pueden incrementar de forma significativa la mortalidad de origen cardiaco.
El interés por el estudio del corazón de la mujer, desde hace más de 10 años, nos aportó evidencias sobre diferencias muy ostensibles en la composición genética de los cardiomiocitos -células contráctiles del corazón-, su estructura anatómica y modificaciones fisiológicas, así como su respuesta ante las diversas situaciones normales (embarazo, parto, menopausia) y patológicas que se traducen en un comportamiento funcional radicalmente diferente y, consecuentemente, una respuesta desigual ante la enfermedad cardiovascular de la mujer.
En 2016, la
American Heart Association puso de manifiesto su preocupación acerca de una serie de modelos de predicción del riesgo cardiovascular, ampliamente utilizados en pacientes con síndrome coronario agudo (angina de pecho, infarto de miocardio), que se habían desarrollado en poblaciones de enfermos compuestas mayoritariamente por hombres (más de dos tercios de la muestra de los estudios científicos). Resaltaban que no podía demostrarse que estos modelos de predicción del riesgo funcionen en las mujeres por su escasa representación en la muestra poblacional en estos estudios, pudiendo llevar a conclusiones erróneas que hicieran peligrar la salud cardiovascular, e incluso su vida.
Algunos métodos preventivos comunes pueden resultar poco o nada efectivos en las mujeres. Como ejemplo, se ha demostrado ampliamente el efecto preventivo del
ácido acetilsalicílico (aspirina) para el infarto de miocardio en los hombres, pero un estudio científico, publicado en 2005, descubrió que su efecto no era eficaz en las mujeres de entre 45 a 65 años. Según otro estudio más reciente, la aspirina no sólo resulta ineficaz en las mujeres, también puede ser potencialmente dañina en la mayoría de ellas. Del mismo modo, otra publicación (2015) reveló que tomar una dosis baja de aspirina a días alternos es ineficaz o perjudicial para la mayoría de las mujeres como prevención primaria de la enfermedad cardiaca.
En general, los factores de riesgo cardiovascular, en especial de la enfermedad de las arterias coronarias (angina de pecho, infarto de miocardio) pueden afectar a ambos sexos, como se ha demostrado con la hipertensión arterial, tabaquismo, diabetes tipo II, hipercolesterolemia, sobrepeso/obesidad, sedentarismo e historia familiar de enfermedad coronaria. Sin embargo, no se ha analizado suficientemente las diferencias en la prevalencia de esta enfermedad cardiaca en las mujeres, así como la importancia de factores específicos de la mujer, como la poliquistosis ovárica y endometriosis.
La poliquistosis ovárica ocasiona síntomas frecuentes e infertilidad por inflamación crónica y prolongada de los ovarios que favorece la producción de
andrógenos. La presencia elevada de estas hormonas en sangre conduce a un perfil lipídico similar a los hombres, con incrementode los triglicéridos, colesterol malo (VLDL y LDL) y disminución del colesterol bueno (HDL). Estas alteraciones de los lípidos favorecen la aparición de la enfermedad coronaria e ictus cerebral en la mujer.
Por otro lado, la endometriosis consiste en la aparición y crecimiento del tejido endometrial -capa celular que recubre el interior del útero- fuera de este órgano, en los ovarios, trompas de Falopio, ligamentos uterinos, vejiga urinaria o intestino. Enfermedad relativamente frecuente, que altera la calidad de vida, afectando el 10-15 por ciento de las mujeres en edad fértil, aunque,en algunos casos, puede prolongarse durante la menopausia. La endometriosis se asocia a un incremento del 50 por ciento del riesgo de enfermedad coronaria en la mujer, por ello requiere de un tratamiento médico o quirúrgico específico, no solamente tratar la sintomatología.
La
angina de pecho típica en el infarto de miocardio presente en el hombre consistente en dolor u opresión en la región anterior del pecho, molestias en hombros, brazos y mandíbula, acompañada de sudoración fría, palidez o nauseas, inducida habitualmente por la actividad física, no suele presentarse tan claramente en la mujer. Por el contrario, en la mujer es frecuente que aparezca una
angina atípica con dolor u opresión localizado en la espalda y/o escápula, acompañado de dificultad respiratoria, “nudo en la garganta o estómago”, náuseas, vómitos, sudoración fría, palidez, palpitaciones, fatiga y ansiedad, la mayoría de veces inducidas por un estrés emocional, más que por el esfuerzo. Lamentablemente, la mujer y/o su familia suelen achacar estos síntomas a otras molestias, por lo que no acuden al hospital y retrasan la consulta al médico hasta su empeoramiento clínico, en ocasiones, demasiado tarde.
La directora del Departamento de Salud del Corazón de la Mujer del Centro Nacional del Corazón de Singapur, la cardióloga Dra. Carolyn Lam comentaba: “
Cuando las mujeres sienten dolor en el estómago o la espalda, en lugar de decir: “Oh, algo no va bien”, dicen: “hace demasiado calor”, “he comido demasiado”, “estoy estresada” ... En cambio, cuando a los hombres les duele el pecho dicen: “Oh, es el corazón” y van enseguida a un médico”
Según un estudio realizado en Suecia, una mujer que sufre un ataque cardiaco esperará una hora más que un hombre desde el inicio de los síntomas hasta su llegada al hospital, se le dará menor prioridad cuando llama a una ambulancia y esperará unos 20 minutos más de promedio para que se la atienda en el hospital.
Los análisis y test rutinarios que se llevan a cabo ante la sospecha de enfermedad coronaria, como el electrocardiograma o test de esfuerzo, resultan menos concluyentes en las mujeres. Un artículo publicado en el
British Medical Journal, realizado en Edimburgo, demuestra que la cifra de
troponina -proteína que se libera en la sangre cuando se produce un daño cardiaco- considerada normal para los hombres, esa misma cifra suele ser elevada para las mujeres, indicativa de la presencia de una lesión seria miocárdica. Los biomarcadores específicos suelen ser determinantes en el diagnóstico de algunas enfermedades, como el infarto de miocardio, por lo que representan un área fructífera para la investigación científica que aún no se ha abordado con suficiente interés en la mujer.
El
síndrome de Yentl constituye un problema médico importante ya que gran parte de la investigación médica se ha centrado principalmente en los ataques cardíacos de los hombres, mientras muchas mujeres han muerto debido a un diagnóstico erróneo o retraso en acudir al médico porque sus síntomas se presentan de manera diferente.
Sorprendentemente, hasta el año 1997, no se llevó a cabo en el mundo una campaña publicitaria para alertar sobre la prevención de la enfermedad cardiovascular en la mujer (
American Heart Association). Veinte años después, la mortalidad cardiovascular de las mujeres se había reducido a la mitad.
“En Medicina debe quedar muy claro que las mujeres son mujeres, no hombres”