Hacia lo más alto, lo más cerca posible del malogrado y siempre recordado Diego Carrasco. Es allí, en el cielo, donde se dirigen sin límites ni frenos las jugadoras del Costa del Sol Málaga, posiblemente el club de balonmano femenino más en forma del país. Volvieron a recordar este domingo, después de superar al Atlético Guardés en la final de la Copa de la Reina, que no tienen techo. Ya van cuatro títulos en un año medio. Todo empezó en septiembre de 2020, tras el parón por la pandemia, y parece no tener fecha de caducidad.
El conjunto entrenado por Suso Gallardo está siendo un año más la alegría de la ciudad. Con el Unicaja CB y el Málaga CF en apuros, la regularidad y la ilusión se regeneran cada día que pasa con el Costa del Sol Málaga. “La sensación es de felicidad. Mucha gente pensaba que veníamos de vacaciones o quizá pensando un poco en Europa. Si compites casí y encima te llevas el título, pues te vas muy tranquilo a casa”, decía el técnico tras ganar en una actuación redonda. Utiliza Gallardo la palabra “tranquilo”, después de ganar su segunda la Copa de la Reina. A ese estado solo se llega cuando planificación, dirección, cuerpo técnico y jugadoras funcionan en una simbiosis que roza la perfección.
En septiembre, varias jugadoras coincidían en que afrontaban esta temporada con "incertidumbre" por dos lesiones de rodilla que sembraron dudas. El objetivo era “acabar entre las tres primeras” y luchar en Copa de la Reina y EHF. A falta de ganar la EHF en dos semanas, se superaron las expectativas... una vez más.
El contexto presente del Costa del Sol Málaga es para considerar un éxito la temporada, aunque quede la guinda definitiva. Con la Copa en el bolsillo, lo siguiente en el radar es levantar la EHF European Cup el 14 de mayo en el Carpena. Un nuevo escenario, de mayor grandeza, porque hasta Carranque se les quedó pequeño a las ‘panteras’. Para revalidar el título de campeonas de europa tendrán que ganar al Rocasa Gran Canaria a doble partido. Pero una vez habiendo visto a este equipo ganar Copa de la Reina, European Cup, Supercopa de España y de nuevo Copa de la Reina, cualquier rival desea ahora evitar cruzarse con ellas.
Tumbar al Bera Bera
La mezcla de trabajo, talento y química dentro de la pista ha dado éxitos a un grupo muy reconocible. “Hemos estado trabajando muy duro, este equipo no tiene techo, queremos más y más”, expresó Espe López, que anotó seis goles en la final de Copa. Su hermana gemela y capitana, Sole López (marcó otros nueve), subrayó que están con un rendimiento “muy alto”. El objetivo es cerrar la temporada alzando la European Cup -de ser así, serían cinco finales disputadas y cinco ganadas-, además de acabar en un histórico segundo puesto en la Liga Guerreras Iberdrola.
Antes de arrancar la temporada, allá por septiembre, tres pesos pesados de la plantilla como Sole López, Silvia Arderius y Rocío Campigli coincidían en la “incertidumbre” del nuevo año porque las dos lesiones graves de rodilla de María Pérez y Rocío Rojas hicieron tambalear la consistencia de una plantilla que calificaban de “un poco corta”. Se fichó a una gran goleadora como Talita Alves, la cantera aportó y las lesiones respetaron. Y esa incertidumbre se ha convertido en títulos. El objetivo era “acabar entre las tres primeras” y luchar en Copa y EHF. Dicho y hecho. Todo salió mejor de lo esperado.
Anunciadas ocho renovaciones de jugadoras clave (Sole y Espe López, Silvia Arderius, Merche Castellanos, Isa Medeiros, Rocío Campigli, Estela Doiro y Virginia Fernández) y el fichaje de Elena Cuadrado, el próximo reto pasa por quitarle el trono liguero al todopoderoso Super Amara Bera Bera, que será este año campeón. Las malagueñas están cada vez más cerca de ser la principal potencia del balonmano femenino nacional.
