La luminosidad de la luna tiene incidencia en las capturas accidentales de tortuga boba (Careta careta) en lances nocturnos de la pesquería de atún blanco en el Mediterráneo occidental, según un estudio de investigadores del Centro Oceanográfico de Málaga del Instituto Español de Oceanografía (IEO).
Así, el trabajo, publicado en el Boletín de la Asociación de Herpetología Española, ha analizado 138 operaciones de pesca nocturna, en las que se capturaron 273 ejemplares de tortuga boba en los 437.393 anzuelos observados.
Investigaciones previas habían mostrado la relación positiva entre el incremento de las capturas y la luminosidad de la luna. Sin embargo, este estudio apunta a una relación en el sentido contrario, es decir que cuanta más luminosidad, menores son las capturas de tortuga boba.
La hipótesis, según los científicos, es que al aumentar la luminosidad se incrementa la exposición del palangre a otros carroñeros como los chuchos o las potas y que esta competencia podría hacer que las tortugas no encontrasen anzuelos disponibles.
Aunque la tortuga boba es capaz de seguir el rastro químico del cebo, es muy poco eficiente en la búsqueda de la carnada con falta de luz, es por eso que las capturas incidentales de esta especie se concentran significativamente en los lances diurnos.
Además de la luminosidad de la luna, lo investigadores estudiaron la influencia de las mareas en las capturas de tortugas. El análisis muestra una mayor probabilidad de capturas durante las mareas vivas que, pese a que en el Mediterráneo son de poca amplitud, modifican las corrientes lo que puede afectar al comportamiento de las tortugas.
Los datos usados en este trabajo fueron recopilados en el marco del Programa de Observadores a bordo de palangreros del Mediterráneo del Instituto Español de Oceanografía (IEO), entre 1999 y 2012. La zona de pesca comprende el mar de Levante-Baleares, mar de Alborán y parte de la cuenca argelina.