Primero fue por la repesca del ex edil Raúl López como gerente de Smassa. Después, a cuenta del edil de Medio Ambiente, Raúl Jiménez y el conflicto en Limasa. Y, ahora, por la polémica sobre el futuro de la piscina de Campanillas, abocada el derribo según un informe municipal. El regidor popular, Francisco de la Torre, sufrió ayer su tercera reprobación en pleno, en apenas siete meses de nuevo mandato en minoría en una sesión en la que, sin embargo, los grupos aprobaron por unanimidad que el distrito cuente con este equipamiento deportivo, aunque involucrando en ello incluso a la Junta de Andalucía.
Complicidad
El tirón de orejas al primer edil llegó de la mano de la moción socialista en la que María Gámez buscó, sin éxito, el respaldo en la oposición para una comisión de investigación que esclarezca la gestión e irregularidades del concesionario de la ahorra cerrada piscina. “Tras tantos incumplimientos, aquí ha habido complicidad del equipo de Gobierno, y la decisión ahora es acabar con todo y a cambio le intentan vender un chiquipark a los vecinos”, criticó la socialista.
“Que se vote a favor no quiere decir que lo haga el Ayuntamiento, que lo haga la Junta”, clamó el regidor Francisco de la Torre, que insistió en que “nosotros lo haremos de la forma que podamos, si no se puede, pues iniciativa privada”.
La presidenta de la Asociación de Vecinos de Campanillas, Carmela Fernández, que también tomó la palabra en la sesión, culpó a alcalde de la situación, a quien acusó de “en vez de mirar a Campanillas, mirar a poniente”. “Nos hemos enterado por la prensa de que quieren tirar la piscina, queremos la piscina y también el parque multiaventuras”, instó la portavoz. Está claro que los vecinos no renunciarán tan fácilmente.