Tres supervivientes de la masacre de la provincia de Kandahar han testificado en la investigación abierta contra el sargento Robert Bales por la muerte de 16 civiles el pasado mes de marzo y han asegurado que el autor fue un único militar, lo que respalda la versión oficial que sostiene el Ejército estadounidense.
Vecinos de la zona aseguraron poco después del ataque del 11 de marzo que hubo varios militares implicados, pero ahora tres supervivientes, un hombre y sus dos hijos, han testificado en conexión de vídeo desde la Base Aérea de Kandahar visionada desde la Base Lewis-McChord, en del estado de Washington, donde se celebra el juicio, que hubo un único atacante.
"Me disparó justo aquí", ha relatado Hayi Mohamed Naim, padre de nueve hijos y vecino de la localidad de Alkozai, la primera supuestamente atacada por Bales. De esa noche recuerda la potente luz que llevaba el militar en la cabeza y que disparó cuando estaba a no más de medio metro de distancia.
Todo comenzó en plena noche, cuando se despertó por el ruido de los disparos y los ladridos de los perros. Los niños de la casa vecina llamaron a su puerta y cuando abrió pudo ver a un "americano" que saltaba un muro, se plantaba delante suyo y comenzaba a disparar.
Dos de los nueve hijos de Naim también han asegurado que solo vieron a un militar estadounidense esa noche. "Sí, lo vi y me persiguió. Me fui a otro cuarto", ha declarado Sadiqualá, de unos 13 o 14 años de edad.
El joven logró esconderse junto a otro chico tras una cortina en un almacén, pero recibió un tiro en la oreja. "¿Cuántos americanos viste?", ha preguntado uno de los abogados de la fiscalía. "Uno", ha sido la respuesta de Sadiqualá.
Otro hijo de Naim, Quadratulá, de 14 años, no resultó herido, pero pudo ver al soldado, uno, disparando contra otros niños. "Sí. Pude ver al americano. Le dije 'somos niños, somos niños', y disparó contra uno de los chicos", ha relatado Qadratulá a través de un intérprete.
Los fiscales del juicio militar piden la pena de muerte para Bales, al que responsabilizan de matar a 16 personas, la mayoría mujeres y niños, en dos salidas distintas en aproximadamente cinco horas contra este pueblo de la provincia de Kandahar.
En total, a Bales se le imputan 16 cargos de asesinato premeditado y seis más de intento de asesinato, además de delitos de asalto y posesión ilícita y utilización de esteroides y alcohol durante su despliegue en Afganistán.
Los abogados de la acusación han presentado pruebas físicas que vinculan a Bales con la escena del crimen, especialmente una muestra de sangre en la ropa de Bales que coincide con una recogida en uno de los edificios en los que se perpetró la matanza.