Corea del Norte ha negado hoy su implicación en la reciente explosión de tres minas que mutilaron a dos soldados surcoreanos cerca de la frontera, un suceso que Seúl atribuyó a un ataque directo del régimen de Kim Jong-un.
"Si nuestro Ejército necesitara alcanzar un objetivo militar, habríamos utilizado potentes armas de fuego y no tres minas", afirmó la Comisión Nacional de Defensa de Corea del Norte en un comunicado divulgado por la agencia estatal KCNA.
El organismo de Pyongyang aseguró que la acusación de Seúl "no tiene sentido" y es una de las "invenciones" del Gobierno de la conservadora Park Geun-hye en su estrategia de culpar al régimen comunista de todos los sucesos que ocurren en Corea del Sur.
También instó al Gobierno surcoreano a "mostrar un vídeo" para demostrar su implicación en los hechos y sentenció que "si no lo tienen, que dejen de hablar de provocaciones dirigidas por Corea del Norte".
El Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur, por su parte, rechazó inmediatamente el comunicado norcoreano y reiteró que el país vecino pagará las consecuencias de sus acciones.
Pyongyang ha tardado cuatro días en negar su implicación desde que el lunes Seúl le acusara directamente de haber perpetrado el ataque.
La explosión, ocurrida el día 4, hirió gravemente a dos soldados surcoreanos que patrullaban el pasado por la Zona Desmilitarizada (DMZ) a 440 metros de la frontera con Corea del Norte.
Uno de ellos perdió las dos piernas, mientras el otro sufrió la amputación de un pie tras la detonación.
Como respuesta, Seúl reanudó la "guerra psicológica" al reactivar por primera vez en más de una década los altavoces en la frontera que envían mensajes contra el régimen de los Kim, además de emitir una orden de alerta máxima en la zona y preparar su artillería ante la posibilidad de nuevas agresiones.
Las Fuerzas Armadas surcoreanas también han amenazado con tomar represalias adicionales, sin ofrecer detalles.
Norte y Sur permanecen técnicamente enfrentados desde la Guerra de Corea (1950-53), que finalizó con un armisticio nunca reemplazado por un tratado de paz definitivo.