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Silencio sobre Navalni, en coma y bajo vigilancia en un hospital de Berlín

El líder opositor ruso Alexei Navalni permanece en estado crítico, en coma, con respiración asistida y bajo vigilancia policial

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  • navalni, trasladado. -

El líder opositor ruso Alexei Navalni permanece en estado crítico, en coma, con respiración asistida y bajo vigilancia policial en un hospital de Berlín tras sufrir un colapso en Rusia que sus colaboradores atribuyen a un envenenamiento.

El Gobierno alemán pidió este lunes prudencia, paciencia y respeto mientras subrayaba que no hay motivaciones políticas en su intermediación y dejaba la comunicación de la situación médica del político en manos del equipo de especialistas del hospital universitario La Charité y los familiares.

El Gobierno alemán tan sólo mantiene, agregó en una rueda de prensa rutinaria el portavoz del Ejecutivo alemán, Steffen Seibert, su "exigencia" de que se investigue con "total transparencia" lo sucedido, ante la "grave sospecha" de que se trate de un envenenamiento.

Hay una "cierta probabilidad" de que se trate de un envenenamiento, concedió el portavoz del Gobierno alemán, que se refirió, para argumentar, a otros incidentes similares "en la historia reciente rusa".

No mencionó ningún caso concreto, pero apuntaba, entre otros, al envenenamiento con un gas nervioso militar de fabricación rusa del ex agente ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia en marzo de 2018 en Salisbury (Reino Unido).

Medio año después fue el activista ruso Piotr Verzílov, que alcanzó notoriedad internacional al saltar al campo durante la final del Mundial de fútbol de Rusia entre Francia y Croacia, quien tuvo también que ser trasladado a La Charité de Berlín por un presunto envenenamiento.

UNA "INICIATIVA PRIVADA"

Seibert recalcó que Alemania accedió a acoger al paciente por petición expresa de la familia y afirmó que el traslado de Navalni en avión medicalizado desde la ciudad siberiana de Omks a Berlín -más de 4.500 kilómetros- y su ingreso en el Charité fue una "iniciativa privada".

Mientras tanto, el empresario y filántropo ruso Boris Zimin, afincado en Estados Unidos, ha anunciado que fue él quien costeó el traslado de Navalni a Berlín.

El viceportavoz de Exteriores, Christofer Burger, añadió a este respecto que la "razón" por la que Navalni se encuentra en Berlín es "humanitaria, es su estado de salud" y señaló que "ahora no se trata en absoluto de hacer una valoración política de personas concretas, sino del estado crítico de Navalni".

Previamente se había informado en varios medios locales de que el opositor se encontraba en calidad de invitado del Gobierno alemán.

Por su parte, los médicos que trataron en Omsk a Navalni aseguraron este lunes que los análisis realizados descartan la presencia de un veneno en el cuerpo del opositor y apuntaron hacia un posible problema de metabolismo.

"Hemos recibido los resultados definitivos de dos laboratorios en los que se sostiene que no se hallaron sustancias químico-tóxicas que se podrían interpretar como venenos o sus derivados", dijo Anatoli Kalinichenko, subdirector del Hospital 1 de Omsk.

El hospital universitario Charité no ha informado por el momento del estado de salud de Navalni. El sábado, cuando recibió al político ruso, pidió "paciencia" y avanzó que quizá este lunes podrían empezar a conocerse resultados de las primeras pruebas médicas.

El productor cinematográfico esloveno Jaka Bizilj, que organizó el traslado a Berlín, se ha mostrado convencido en declaraciones al diario "Bild" de que Navalni "sobrevivirá", aunque concedió que quizá no se recupere por completo.

"Para mí, la cuestión crucial es si podrá sobrevivir sin secuelas y seguir desempeñando su papel", aseguró Bizilj, que reside en Berlín y es fundador de la ONG Cinema for Peace.

El opositor ruso llegó este sábado al aeropuerto berlinés de Tegel. Inicialmente los médicos rusos habían negado la autorización para que Navalni volara a Alemania, por considerar que no estaba en condiciones. Pero posteriormente accedieron a su traslado, después de que el activista fuera examinado por médicos alemanes.

Los colaboradores y seguidores de Navalni creen que el activista, autor de varias investigaciones sobre la corrupción entre las elites rusas, bebió un te envenenado en el aeropuerto de Tomsk, desde donde tomó el vuelo rumbo a Moscú que tuvo que ser interrumpido por su colapso.

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