La segunda ciudad más poblada del país, sin que de momento se haya informado de posibles víctimas
El Ejército de Birmania y la milicia formada por el bando prodemocracia se enfrentan desde la mañana de este martes en varios puntos de Mandalay, la segunda ciudad más poblada del país, sin que de momento se haya informado de posibles víctimas.
Videos y fotografías publicadas en las redes sociales muestran un gran despliegue de efectivos de las fuerzas de seguridad con carros blindados por toda la urbe, donde existe una dura oposición contra el golpe de Estado del 1 de febrero.
El portal de noticias Myanmar Now señala que los enfrentamientos comenzaron cuando los militares asaltaron una zona donde se encontraban resguardados miembros de la milicia Fuerza para la Defensa Popular, formada en mayo por la oposición política contraria a la junta militar.
"Nosotros respondimos después de que uno de nuestros campamentos fuera invadido", indicó en Facebook el grupo rebelde.
El medio birmano asegura que los combates continuaban pasado el mediodía, tras registrar intensos tiroteos y algunas explosiones.
Hasta ahora los enfrentamientos entre la milicia y el Ejército se habían registrado solo en zonas rurales y próximas a la frontera, si bien los ataques con explosivos perpetrados por desconocidos contra posiciones militares han aumentado en las grandes ciudades.
Tras más de cuatro meses y medio desde el sublevamiento militar que terminó con la incipiente y joven democracia en Birmania, el Ejército no ha logrado tomar el control de todo el país a pesar de la brutal represión contra la oposición al mando castrense.
Al menos 873 personas han perdido la vida a raíz de la violencia desatada por las fuerzas de seguridad, según cifras de la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos.
Algunos de los manifestantes han decidido tomar las armas contra el Ejército cansados de los pocos avances de las protestas pacíficas; mientras se han abierto o recrudecido los enfrentamientos entre los militares y grupos rebeldes armados.
El Ejército birmano justifica el golpe por un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre, en los que arrasó el partido liderado por la nobel de la paz Aung San Suu Kyi, como ya hiciera en 2015, y que fueron considerados legítimos por los observadores internacionales.