No está resultando fácil, pero los docentes se afanan esta semana en mantener cierto ritmo en la enseñanza tras el cierre de los colegios, decretado en Andalucía antes de que Pedro Sánchez anunciara el estado de alarma. Carolina Rodríguez, maestra de Educación Infantil en el Colegio Montaigne de Jerez, señala que los centros estuvieron tomando medidas de prevención mucho antes, extremando la higiene de alumnado, profesorado y personal no docente.
“Explicamos a los niños cómo lavarse las manos correctamente”, relata, “separamos mesas y le explicamos que no había que compartir lápices o bolígrafos”. Se cortó el suministro de agua en fuentes y se convirtió en habitual el uso de líquido hidroalcohólico. Todo se precipitó el jueves 12. El fin de semana fue de locos. “Ha habido muchísima coordinación”, asegura María García, docente del primer curso de Educación Infantil en el CEIP José de la Vega Barrios, de Chiclana.
E
ntre sábado y domingo, se cruzaron varios cientos de Whatsapps entre el equipo educativo para determinar la manera en que procederían. “En nuestro colegio decidimos que no mandaríamos tarea al uso”, explica. Pero sugieren retos diarios, una canción, cuentos, la elaboración de manualidades. “Con lo que me envían a partir de esas actividades, elaboro un vídeo que distribuyo por medio de la app que nos mantiene comunicados
para que los niños no echen de menos a sus amigos”, explica. Carolina Rodríguez, cuyos alumnos tienen ya cuatro años, sí pone deberes.
A las familias se les entregó material el viernes 13 y cada día remite un correo electrónico explicando qué ficha deben completar los alumnos y cómo. Los padres y las madres envían otro mail con fotografías adjuntas del resultado. No está resultando fácil. Una madre lamentaba que no solo era cuestión de paciencia, sino también la dificultad de explicar. Este viernes, el colegio Montaigne trató de rebajar la presión.
“No queremos sobrecargaros de trabajo”, se excusaban el equipo directivo y el claustro de profesores.
“Somos conscientes de que
no todos los alumnos tienen la misma situación en sus casas y que las posibilidades de contar con ayuda para su trabajo serán muy diferentes”, admitían, tranquilizando al agregar que serán flexibles en la evaluación de los deberes “en función de lo que vayan recibiendo”.
“La Junta presiona mucho”, dice Daniel Fernández, maestro de quinto de Primaria en el CEIP La Marquesa, también en Jerez. Y, afirma que “no es tan grave” para los objetivos este parón de 15 días.
“(La Consejería de)
Educación da instrucciones diferentes cada diez minutos”, lamenta, “presiona para que recojamos muestras” de que se está trabajando y todo pese a que lo que hacen, “lo hacemos con nuestro propios medios”. Y el estrés es total. Esta eventualidad ha puesto de manifiesto que hay una brecha importante entre familias.
No todas tienen dispositivos digitales o suficientes dispositivos digitales, especialmente cuando hay más de un niño o un adolescente en edad escolar en casa, para permitir que todos atiendan sus responsabilidades sin prisa ni problemas. Pero también
hay familias con menos conocimientos informáticos.
Como entre los profesores.
“Algún compañero lo está pasando crudo”, reconoce María García, quien apunta hasta a problemas de cobertura habituales, como sufren algunos de sus alumnos que se desplazan al centro desde El Marquesado, que complica el seguimiento. A ello añade la dificultad de trabajar en casa, al ocuparse de sus propios hijos, de sus necesidades diarias y de la tarea que también le han mandado en el colegio.
“Empiezo a las ocho de la mañana y estoy acabando a las nueve de la noche”, advierte. Pero, pese a todo, los tres coinciden en que
merece la pena el esfuerzo. “Queremos que las familias nos sientan cercanos, que sirvamos de ayuda para resolver dudas y que nuestros alumnos pasen estos momentos de la forma más tranquila posible, pero
sin perder la posibilidad de seguir aprendiendo”, concluye Carolina Rodríguez.
Golpe a la educación privada y ERTE de la Junta para 252 interinos en Andalucía
Entre 25.000 y 30.000 trabajadores de la enseñanza privada en Andalucía están afectados por expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) debido a la crisis sanitaria del coranavirus que ha obligado a cerrar los centros educativos, según datos recabados por UGT-Andalucía y facilitados a EFE. Las empresas de servicios educativos como las que prestan servicio en los comedores escolares también han recurrido a los ERTE, entre ellas Aramak en Sevilla, que ha aplicado esta medida a 1.500 trabajadoras, Irco o Mediterránea, aunque estas no han facilitado el número de afectados. Asimismo, en el sector educativo
han sido incluidos en ERTE 252 interinos, según el sindicato.