Las restricciones a la movilidad y los cierres perimetrales a causa de la tercera ola han dado al traste con las pocas esperanzas con las que afrontaba el primer semestre el sector. El presidente de la Federación Andaluza de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Fahat), Juan Zapata, asegura que “pensábamos que sería el último arreón”, después de nueve meses de auténtica pesadilla que rebajaron los ingresos en un 80%. Pero el exasperante ritmo de la vacunación y el avance del virus en Europa obligan a retrasar las reaperturas a finales de mayo. El 85% de la planta hotelera permanece cerrado. En el caso de la costa, el porcentaje asciende al 95%. Solo ofrecen una mayor oferta las grandes ciudades. Sevilla, Málaga o Jerez, enumera. Pero incluso en estos casos, la ocupación media alcanza en el mejor de los casos un 20%.
“La apertura entre provincias no nos salva”, subraya. Es preferible permanecer en el ERTE hasta principios de junio que abrir porque no salen los números. El cierre de Reino Unido hasta bien entrado el verano tampoco anima a recuperar la actividad. Alemania y Francia temen la cuarta ola “Nos cierra una decisión sanitaria, administrativa, pero solo abriremos si es rentable, según las reservas”, explica.
La temporada alta es fundamental para evitar el desastre que principia. “El sector tiene un serio problema de liquidez”. El año pasado, los establecimientos volvieron a funcionar en julio y echaron el cerrojazo a mediados de octubre. “Se nos ha acabado el dinero y se ha agotado nuestra capacidad de endeudamiento”, advierte Zapata, sin que el Gobierno haya ofrecido ni un solo euro por ninguna de las dos vías por las que el presidente de la patronal considera necesario actuar. Por un lado, “necesitamos ayudas directas, como la aerolínea hispano venezolana Plus Ultra”, ironiza. Por otro, reclama reducción de gastos con bonificaciones o exenciones de impuestos como el IBI y las tasas de basura. O tener permiso para poder reducir la potencia eléctrica para rebajar gastos fijos mientras no hay ingresos.
Si no se atiende la llamada de socorro, los fondos de inversión que revolotean en torno a los hoteles de la comunidad acabarán haciéndose con gran parte de la planta hotelera. El fundador de Inditex, Amancio Ortega, ha comprado el hotel Senator Playa Ballena, ubicado en Rota, a través de su firma de inversión Pontegadea, por 25 millones de euros. Una ganga. Este fenómeno entraña sus riesgos. “Se cerrarán establecimientos, se recortarán plantillas y se desmantelará un empresariado conformado por empresas medianas muy arraigadas en el territorio”, lamenta. Todo esto es evitable. “Tenemos viabilidad”. Solo necesitan el respaldo económico del Gobierno.