Estudios relacionados con catástrofes naturales y pandemias coinciden en que el estrés al que están expuestas las embarazadas provocan consecuencias a corto y largo plazo en la salud de ellas y de sus bebés. Ante esto y la actual pandemia de Covid-19 un investigador de la Universidad de Granada (UGR) sugiere que, además de los controles médicos habituales, se haga una evaluación psicológica para disminuir los riesgos.
Se trata de Rafael Caparrós González, quien explica que el confinamiento y distanciamiento social, el miedo a contagiarse, los problemas económicos por pérdida de empleo, la escolarización de hijos en casa durante el confinamiento son algunas de las fuentes de estrés a las que están expuestas las embarazadas en este periodo.
Las circunstancias estresantes impactan directamente sobre la embarazada y el feto en desarrollo. Se sabe que, por ejemplo, que aquellos bebés que estuvieron expuestos durante su desarrollo intrauterino a la pandemia de gripe de 1918, también llamada gripe española, tenían después un mayor riesgo de muerte prematura en la etapa adulta por infarto agudo de miocardio, de desarrollar síndrome metabólico o ser diagnosticados de autismo, esquizofrenia o Trastorno por Déficit de Atención e hiperactividad.
Tanto Caparrós como sus colegas Fiona Alderdice, investigadora de la Universidad de Oxford, y Miguel Ángel Luque Fernández, profesor de la London School of Hygiene and Tropical Medicine, destacan la importancia de cuidar la salud mental en estos momentos.
La propuesta es que las embarazadas, además de los controles rutinarios ofrecidos por matronas y obstetras en relación a su salud física y médica reciban una adecuada evaluación psicológica para minimizar los riesgos psicológicos a los que están expuestas, más aún durante la actual pandemia.
Consideran que esta práctica mejorará la salud de las embarazadas y por ende la de las futuras generaciones, y es algo que ya se hace en otros países como Reino Unido.