El director, guionista y presidente de la Academia de Cine, Álex de la Iglesia, ha obtenido el Premio Nacional de Cinematografía 2010, dotado con 30.000 euros, que concede el Ministerio de Cultura a los profesionales que durante el año anterior han desarrollado la labor profesional más sobresaliente.
“Me siento feliz y orgulloso porque es un honor increíble. Lo agradezco infinito. Objetivamente me siento avergonzado porque, al menos, me vienen a la mente cinco personas que se lo merecen más que yo”, manifestó el galardonado nada más conocer la noticia, según una nota remitida por la Academia de Cine.
El galardón, según ese comunicado, ha sido para el cineasta vasco “por su incuestionable trayectoria profesional, innovadora y transgresora, que, sin duda, ha enriquecido el lenguaje” del cine español.
El jurado también ha valorado su papel al frente de la Academia, su “clara labor” a favor “del consenso y del acercamiento entre todos los que forman parte del cine español, y de ellos con la sociedad”. De la Iglesia (Bilbao, 1965) se estrenó como presidente en los Goya en su última entrega, el pasado mes de diciembre, logrando la “reconciliación” de Pedro Almodóvar con la Academia, una institución que el cineasta manchego había abandonado en 1975.
“Tenéis un presidente muy pesado –le dijo Almodóvar al auditorio–. Realmente estoy aquí porque ha insistido hasta la saciedad, hasta hace dos días”.
El jurado del Premio, presidido por el director general del Instituto de Cinematografía y las Artes Audiovisuales (ICAA), Ignasi Guardans, ha estado formado por Rosario Alburquerque, Teresa Enrich, Ricardo Steinberg, Juan Carlos Cuello, Jesús Robles, Álvaro Augustín, Cayetana Guillén Cuervo, Virginia Yagüe, Chus Gutiérrez y Maribel Verdú, galardonada el año pasado.
De la Iglesia, que acaba de concluir el rodaje de su última película, Balada triste de trompeta, recibirá el premio el próximo septiembre, en el marco de la 57 edición del Festival de San Sebastián.
Licenciado en Filosofía por la Universidad de Deusto, empezó como decorador y en la dirección artística del cortometraje Mamá (1988), de Pablo Berger, y de Todo por la pasta, de Enrique Urbizu. Su primer y único corto como coguionista y director, Mirindas asesinas (1991), acaparó premios en varios festivales y sirvió para que Almodóvar, a través de su productora El Deseo, produjese su primer largometraje, Acción Mutante (1993).