Amargo inauguró anoche el festival Sagunt a Escena con el estreno nacional de su nuevo proyecto, el octavo, y, en uno de los pocos ratos libres que le han quedado, el coreógrafo explicó a Efe que el espectador se encontrará con “una obra que va hacia el flamenco más hondo” y para el que pondrá en escena “elementos de ritos y de fiestas populares españolas”.
“La obra habla de la muerte de Jesucristo en la religión y de la muerte del torero en las fiestas tradicionales, y a partir de ahí hago una metáfora del toro, el torero, la religión y Jesucristo”, señala Amargo secándose el sudor tras haber perfeccionado los últimos pasos a su cuerpo de baile.
Rodeado por el atrezzo propio de los festivales de danza, el artista, ganador de varios premios Max de las Artes Escénicas, cuenta que para crear las coreografías de su último espectáculo se ha inspirado en el poeta Federico García Lorca y la reflexión que éste realizó en 1933 sobre el “duende”, un término “muy utilizado en el mundo del flamenco”.
Según comenta, para Lorca “el duende no se explicaba con nada, ni siquiera los filósofos podían explicar lo que era”, y en un intento por profundizar más en el místico significado de ese concepto, suspira para añadir: “El duende para el poeta era algo que pertenecía a la herida, al miedo, al vértigo de cuando estás a punto de morir”, por dolor o por placer.
En ese sentido, Amargo pone como ejemplo el momento “en el que el torero está a punto de ir a por el toro”, para señalar que “ahí, a una persona le sale el duende”, como cuando “hay una herida abierta o está a punto de abrirse”.
Hace ocho años, el coreógrafo ya se inspiró en Lorca para realizar su Poeta en Nueva York y recuerda que a ambos les une un vínculo: su abuelo; “era el cartero del pueblo del poeta y a quien le guardaba ciertas cartas comprometidas que el literato quería mantener apartadas de su entorno familiar”, señala.