"Bodas de Oro" es el título de la muestra que está exponiendo el pintor Cristóbal López en el Convento de Santo Domingo para celebrar sus 50 años como pintor profesional. Aunque, en realidad, ya van 52:
“Los cumplí en 2020, que es cuando se tenía que haber inaugurado esta exposición, pero la pandemia me impidió celebrarlo como a mí me hubiese gustado”, explica. En cualquier caso, no todo el mundo tiene la fortuna de poderhacer de una afición una profesión y sumar cinco décadas ejerciendo como tal, mucho menos en el mundo del arte. ¿Cuál es el secreto?:
“Cuando uno empieza a desarrollar una pasión y se da cuenta de que quiere dedicarse a eso, comienza a estudiar y a formarse porque he cumplido 50 años como profesional, pero antes ya pintaba como aficionado. Mal, pero pintaba”.
López recuerda con ternura su niñez y su interés por la pintura desde una edad muy temprana: “Todos los niños dibujan, pero yo tenía más insistencia que mis amigos. De hecho, uno de mis juegos preferidos era coger un lápiz y sobre cualquier papel ponerme a dibujar. Quien dice papel, dice tabla o suelo porque en aquella época había muy pocas posibilidades de comprar buenos folios y tampoco había mucho material disponible”.
En la infancia del pintor se produjeron tres hechos relacionados con tres elementos que marcaron un antes y un después en su vida: su primer cuaderno de dibujo, las primeras acuarelas y un libro de arte.
“Recuerdo cuando a mis manos llegó un bloc de dibujos porque casi no me atrevía a garabatear sobre aquellas páginas tan limpias y estropearlas con un mal dibujo”, relata. “También me quedé fascinado con las primeras acuarelas a color, aunque lo que más me marcó fue un libro. No sabría decirte el título exacto, pero sí recuerdo que estaba relacionado con 100 reproducciones de cuadros famosos. Al ver aquellas obras me dije: quiero ser pintor”.
Y aquí está, en su ciudad, con una muestra formada por 38 obras en las que combina varias técnicas y estilos: “La mayor parte son óleos y acuarelas, aunque también hay piezas dibujadas a plumilla con tinta china. Aunque es una técnica muy antigua, yo siempre lo hacía de forma clásica, en negro. En este caso he querido jugar con el juego de planos para darle un aspecto completamente distinto y me ha gustado mucho”.
Todos los cuadros forman parte de su etapa más actual y, aunque define su pintura como “totalmente figurativa”, también se han representado temas más clásicos y se ha atrevido con el surrealismo o realismo fantástico. Por supuesto, Ronda está presente: “Soy rondeño y lo primero que empecé a garabatear eran los paisajes de mi ciudad. Ronda no podía faltar”.
La muestra se inauguró de manera oficial el pasado sábado y se puede visitar en la sala de exposiciones del Convento hasta el 31 de marzo de 11:00 a 14:00 h. y de 16:00 a 20:00 h.