Más de una treintena de alumnos del colegio ‘Maestro Eduardo Lobillo’, a los que posteriormente se unieron niños de otros centros escolares de Rota, se volcaron en la II Gran Procesión Magna Infantil que discurrió en la mañana de ayer por las calles de la localidad.
Y es que el frío reinante no pudo con la ilusión de estos pequeños que, durante un día, se convirtieron en improvisados capataces y costaleros que portaban, orgullosos y a la vez que divertidos, elaborados pasos en miniatura. Unos pasos a los que también acompañaban un grupo de niñas de mantilla e, incluso, una pequeña representación del Portal de Belén.
Una Procesión Magna Infantil que, tras el éxito cosechado en su primera edición celebrada en junio, ha vuelto a poner en marcha el cofrade Juan Caballero Sosa quien ayer se felicitaba por la buena acogida de esta iniciativa benéfica. “He querido organizar de nuevo esta Magna Infantil para concluir con ella el Año de la Fe y, sobre todo, para volver a recoger alimentos para Cáritas en estos momentos difíciles en que tantos roteños necesitan ayuda”, ha explicado Caballero Sosa.
Así, tras la comitiva infantil de ayer sábado, un coche con remolque iba recogiendo alimentos de primera necesidad que serán donados a Cáritas. Debido a las bajas temperaturas, no fueron muchos roteños los que se acercaron a depositar sus alimentos en este remolque. Una contrariedad que fue suplida con creces por las madres del AMPA del colegio Eduardo Lobillo que, de forma paralela al discurrir de la procesión, se acercaban hasta los vecinos de las casas más cercanas y recogían ellas mismas sus donaciones.
La II Gran Procesión Magna Infantil concluía en el colegio Eduardo Lobillo casi con la llegada del mediodía. Alegría y sonrisas de satisfacción entre los participantes, tanto pequeños y como mayores, tras esta intensa y particular experiencia solidaria.
