La salida procesional de la Patrona puso el cierre a las Fiestas dedicadas a la Virgen del Rosario Coronada, motivo principal y central de estos festejos, además de todo un programa de actos litúrgicos y festivos que se han desarrollado a lo largo de la primera semana del mes de octubre.
Así, a las seis y media de la tarde, y con las campanas de la Iglesia de la O al vuelo, comenzaba a salir la Hermandad del Rosario Coronada de la Iglesia Mayor del municipio, con una comitiva formada, además de por la propia hermandad y por una representación del resto de hermandades de penitencia y gloria de la localidad, por las Damas del Rosario, todas vestidas de mantilla española, representantes de los cuerpos de seguridad del Estado, de la Armada Española, y la Corporación municipal bajo maza, además de la participación del pregonero del Rosario, Enrique Soler Gil, y otras autoridades eclesiásticas, civiles y militares.
La banda municipal de música 'Maestro Enrique Galán' iniciaba los compases del himno de la Virgen del Rosario cuando la patrona atravesaba las puertas de la O, entre aplausos de los numerosos ciudadanos que la esperaban en la plaza Bartolomé Pérez, y la Patrona comenzaba su recorrido por el centro de la Villa, no sin antes haber pasado por la capilla de Nuestro Padre Jesús Nazareno con motivo de los 50 Años de la Amargura, para realizar un gesto de respeto y reconocimiento.
La Virgen, vestida con una saya antigua en tonos dorados de procesionar, con el antiguo escudo de Rota a la espalda, luciendo corona de oro y con un exorno floral en nardos blancos, recorrió el centro de la Villa pasando como el año anterior por la calle Rosario, y seguir su pasear por el centro, decorado para recibir a la Patrona. Durante su caminar, la Patrona realizó una visita histórica a la Iglesia de San Roque, y a los titulares de la Hermandad de la Vera-Cruz con motivo del 75 Aniversario de la reorganización de esta hermandad. También visitó la Iglesia de la Caridad, y al Cristo de la Salud, que cumple 50 años desde su bendición.
La Alcaldesa honoraria de la Villa regresaba finalmente a su templo, donde esperará un año entero para volver a salir a la calle perpetuando una tradición muy roteña.