Ser profesor o alumno del CEIP San Ignacio se puede convertir en los próximos meses en una profesión de alto riesgo, si la Junta no actúa de manera inmediata en un centro escolar que tiene más de 40 años y que, literalmente, se está cayendo a trozos porque el paso de los años ha hecho mella en el tipo de material con el que fue construido.
El director del centro, José Luis Romero, mostró el estado de las instalaciones a la delegada municipal de Educación, María José Moreno Subirana, y al delegado de Vías y Obras, Pascual Junquera, quienes comprobaron in situ el peligro que se corre si alguien pasa por debajo de la fachada principal del colegio.
El Ayuntamiento ha cumplido con su parte, es decir, durante el verano ha desarrollado diferentes obras menores de mantenimiento. Sin embargo, ahora la pelota está en el tejado de la Junta de Andalucía, que es la que tiene que acometer una obra de mayor envergadura que sirva para sanear toda la estructura y la cubierta del edificio.
Y es que la caída de cascotes está al orden del día, hasta el punto de que la dirección del centro se ha visto obligada a pedir a los padres y alumnos que, como medida de precaución, no pasen por debajo de la fachada principal, que está en un estado lamentable. Ni que decir tiene que lo mismo está sucediendo en la zona que no se ve a simple vista, es decir, en el techo del colegio, que está casi en peores condiciones, aseguraba el director.
Visita de una técnico
Romero indicaba que no hace mucho ha estado en el colegio una técnico de la Delegación Provincial de Educación para ver sobre el terreno el estado en el que se encuentra. Espera que este hecho sea el indicativo de que las obras están a punto de iniciarse, sobre todo porque fueron incluidas a última hora por parte de la Junta dentro del Plan OLA.