“Me falta un centímetro para llorar”. Estas fueron las primeras palabras del cantaor flamenco Juan Peña El Lebrijano tras recibir este lunes en la Venta de Vargas el Premio Leyenda del Flamenco en su cuarta edición. Fue durante un sencillo pero emotivo acto en el que hubo presencia de autoridades políticas -tanto de La Isla como de Lebrija-, representantes del mundo del flamenco y sus familiares y más allegados.
El cante de Carolina Castilla con el toque de Juanma Fernández abrieron un acto en el que Lolo Picardo, gerente de la Venta de Vargas, recordó los cuatro premiados con anterioridad y que fueron Alonso Núñez Rancapino (2012), Antonio Fernández Fosforito (2013) y Paco Cepero (2014).
Tras ellos, ejerció como maestro de ceremonias el periodista lebrijano y director de San Fernando Información, Antonio Atienza, quien repasó sus vínculos personales con la familia de Juan, en cuya casa familiar “pasé mi adolescencia y preadolescencia con su primo hermano Vicente Peña Cortés, mi amigo de infancia”, siempre rodeado de “personas que idolatraban y querían a Juan, lo que hizo que yo con el tiempo terminara queriendo e idolatrando a Juan”.
A Atienza no le tembló el pulso al afirmar en un templo como la Venta de Vargas que “Juan es el mejor cantaor de la historia y el cante flamenco se escribe con ele de Lebrijano y ele de leyenda”.
Señaló además, haciendo un símil con la carrera torera de Juan Belmonte, que “Juan supo meterse en aquellos terrenos en los que la pléyade de expertos flamencos poco menos que podían asesinarlo” y que, en base a su arrojo y su buen hacer en el cante, dejó “cuatro obras cumbres que se pueden considerar Patrimonio de la Humanidad”.
La palabra de Dios a un gitano; Persecución; Ven, sígueme con Manolo Sanlúcar y Rocío Jurado; y Tierra son esas cuatro obras a las que se refería el periodista lebrijano de nacimiento y cañaílla de adopción. Obras a las que luego sumó el propio Juan Peña El Lebrijano una quinta y que fue Cuando Lebrijano canta se moja el agua, que surgió fruto de la gran amistad que el cantaor tenía con el escritor Gabriel García Márquez.
El homenajeado
Posteriormente, y tras recibir el premio de manos de la alcaldesa Patricia Cavada, El Lebrijano, todavía emanando emoción por el momento vivido, habló sobre “los tantos y tantos recuerdos que se me han venido a la cabeza tras estar un rato en el cuarto que José (por Camarón de La Isla) tiene en la Venta de Vargas, cantando y trabajando los dos juntos para buscarnos la vida, y también haciendo perrerías y sinvergonzonerías, pero siempre con arte”.
Juan Peña dijo sentirse “dichoso” por “poder tener hoy en mis manos este premio con la cara de José y que me lo haya entregado la alcaldesa”, a la que poco después le pidió que “todo lo que pueda hacer por el flamenco, hágalo”.
El homenajeado agradeció la presencia de tanta gente en el acto de entrega del premio y, en especial, de varios miembros de su familia que ha estado a su lado durante tantos y tantos años de profesión.
Por último, tuvo palabras de elogio para ese rincón de la plaza Juan Vargas en el que se destila flamenco por los cuatro costados. “Deseo que esta bendita Venta de Vargas sirva como templo del bien por y para el flamenco”.
Fue la alcaldesa la que cerró los parlamentos dándole las gracias tanto a Flamencos de La Isla como a la Venta de Vargas por los pasos que en pos del flamenco en San Fernando han dado en los últimos tiempos, después de una semana cargada de actos por el Día Mundial del Flamenco, si bien vista ensombrecida por los atentados de París.
El acto concluyó como empezó, es decir, con cante a cargo de Carolina Castilla y Juanma Fernández.