El pintor muralista Zësar Bahamonte (Sevilla, 1986) ha sido el encargado de realizar una obra en memoria de Teresa Onieva, emblemática vecina del casco histórico de la capital andaluza fallecida recientemente, en una de las paredes de su vivienda familiar de la zona de San Luis, de la mano de los cuatro hijos de la homenajeada.
Con este mural se pretende realizar un homenaje a Teresa Onieva, así como dinamizar la actividad artística del Casco Antiguo con la realización de obras propuestas por creadores locales.
Este lienzo urbano es una suerte de homenaje para una persona muy querida por su comunidad, pero también pretende servir de "germen" para una nueva forma más artística de entender la memoria del barrio y su futuro.
"Nos gusta que el barrio tenga buenas propuestas artísticas. Nos encantaría que fuera el comienzo, que a partir de aquí muchas otras historias se puedan reflejar en sus paredes gracias a artistas locales, murales que cuenten algo y tengan una historia. Este es un homenaje para todos los vecinos del barrio", explica José Luis Vila, hijo de Teresa Onieva. "Queremos que los hijos de los vecinos veteranos vuelvan y den esa renovación que se merece", indica.
Teresa Onieva y su marido, José Luis Vila, decidieron mudarse al Casco Antiguo, a la calle Clavellinas, hace 33 años, en una época en la que las inmediaciones de San Luis se encontraban en cierto estado de abandono. El matrimonio decidió hacer vida en esta zona y durante todos estos años han formado una red vecinal de apoyo y cuidados.
Teresa Onieva era una de las vecinas históricas y, con su muerte, el barrio pierde a una de las últimas vecinas "de toda la vida", en especial, de aquellos impulsores que se mudaron a la zona de San Luis y apostaron por ella pese al estado del entorno entonces.
El entorno del mural tiene un significado muy especial para la familia, pues la plaza aledaña está dedicada a José Luis Vila, el que fuera marido de Teresa Onieva, trabajador municipal que hizo mucho por la ciudad y por mejorar las condiciones del centro histórico. Este matrimonio fue muy activo en la creación de comunidad y ayudaron a sus vecinos a través de prácticas cotidianas y de compartir lo que se tenía.
Además, los hijos de Teresa la recuerdan como una mujer vitalista y luchadora, un espíritu que también desean para el barrio: "Teresa estuvo enferma durante muchos años, cuando le diagnosticaron la enfermedad le dieron seis meses de vida pero al final duró diez años. Era una mujer que se caracterizaba por sus ganas de vivir, salía cada día estando buena o mala", explican desde la familia de Onieva.
Por ello, el mural creado por Zësar Bahamonte la recuerda con una copa de vino tinto en la mano y acompañada por su familia, como hizo hasta el final de sus días, tratándose del primer mural de grandes dimensiones de este artista en su ciudad natal, tras haber trabajado en lugares como São Paulo, Ciudad de México, Barcelona, Lisboa, Buenos Aires, Bogotá, Jerusalén, Amsterdam o París.