Lección magistral de márketing o alineación planetaria. La revista Mongolia se ha visto beneficiada por un tuit del alcalde de Sevilla sobre el uso que realizaban de la imagen de la Virgen Macarena en un cartel y ha provocado tal cascada de reacciones, a favor y en contra, que Juan Ignacio Zoido se ha convertido en su mejor instrumento publicitario.
El cartel en cuestión, que no es el oficial del acto, llevaba colgado en la web de la revista una semana e incluía la imagen de la Virgen Macarena con bocadillos anunciando su presentación este jueves en la Casa de la Provincia. Pero era precisamente este lunes, cuando el alcalde se encontraba en Madrid en una reunión del PP nacional, cuando aparecía el siguiente tuit en su cuenta personal: “La libertad de unos termina donde empieza la de otros. Hay necesidad de ofender los sentimientos de los sevillanos?”, incluyendo el polémico cartel (el primero de la ilustración).
Con medio país pendiente de las explicaciones de los populares sobre las irregularidades derivadas del caso Bárcenas, el tuit, y los tres anteriores en los que opinaba que era una falta de respeto “muy grave”, innecesaria y gratuita, Zoido (o su equipo de comunicación) estaban en boca de todos.
El efecto inmediato, que todo el mundo conociera de pronto a una revista satírica que apenas lleva en la calle un año y que tiene una tirada de 40.000 ejemplares. Y de camino, avivar una polémica que ya estaba candente en Sevilla por el uso de una imagen religiosa, en este caso de la Esperanza Macarena.
El efecto fue tal que la cuenta de Twitter del alcalde estuvo inactiva durante dos horas y prácticamente inutilizada a lo largo del día, mientras las críticas arreciaban tanto hacia la revista como hacia el propio regidor.
Religión y política
Mientras la revista Mongolia acaparaba ataques y defensas por igual, Zoido (o su equipo de comunicación) no salía tan equitativamente parado puesto que muchos de los comentarios se dirigían a criticar que un alcalde “entrara al trapo” en una cuestión tan polémica que lo que iba a hacer era darle más publicidad si cabe al acto.
Además, unía el ataque a esos sentimientos con la libertad de expresión -muchos de los comentarios que le dedicaron eran sarcásticos pero otros, muy críticos- y culpaba directamente a la Diputación de Sevilla, a la que el portavoz popular, Eloy Carmona, ya ha anunciado que pedirá explicaciones por “dar cobertura a ataques a libertad religiosa”, puesto que el acto de presentación de la revista será en la Casa de la Provincia.
La Diputación, antes de que Carmona emitiera su comunicado, ya había apuntado que “sólo ha cedido” el espacio a la revista y que el cartel oficial anunciador del acto (el tercero en la ilustración) “nada tiene que ver” con éste que ha levantado las críticas de ciertos sectores.
Mongolia triunfa
Lo cierto es que si el cartel puede resultar polémico u ofensivo para determinados sectores, a quien le ha venido como anillo al dedo ha sido a la revista Mongolia, que ha conseguido en pocas horas una campaña de publicidad impagable pero que le ha salido gratis a pesar de los ataques e incluso amenazas que ha recibido a través de las redes sociales.
Su respuesta inicial fue casi de incredulidad, bromeando con el hecho de que el alcalde se fijara en ellos pero no hablara de los “sobres”, en referencia al pago de sobresueldos del PP, para pasar al ataque después recordando los problemas de calefacción en los colegios y colgando otro cartel (el segundo en la ilustración) que sustituía a la Macarena por Queipo de Llano, cuyos restos moran en la basílica, y que ellos consideraban hasta más ofensivo que el de la imagen religiosa.
De hecho, Eduardo Galán, uno de los responsables de la revista, reconocía en una entrevista en Radio Alcosa su sorpresa por la reacción de Zoido y criticaba que hubiera llevado algo tan personal como la religiosidad a la esfera pública. “Nos ha puesto en el disparadero”, reconocía.
Lo cierto es que, intencionadamente o no, su polémico cartel ha conseguido una repercusión digna de estudio, y el éxito de márketing ha tenido como principal figura al alcalde de Sevilla, que no ha sabido medir -o quizás sí- la trascendencia de sus tuits en las redes sociales en un momento en el que los populares están en el candelero.