Una mujer de unos 60 años, identificada como María y vecina de Sevilla, ha reclamado por la vía judicial la herencia a un extorero con un "considerable patrimonio" mostrando como prueba principal el ADN de una servilleta de papel.
Según informa un comunicado del Bufete Osuna, la madre de la demandante, también vecina de Sevilla y que falleció a los 80 años de edad, hacia finales del año 1950 conoció al extorero, amigo de su hermano, ambos dedicados al mundo taurino, y en ese marco se inició una relación sentimental entre ellos.
A pesar de que ambos "estaban enamorados", la madre de la reclamante se unió en matrimonio, "por presiones familiares", con otro varón. Sin embargo, posteriormente el que fuera torero y esta mujer mantuvieron relaciones extramatrimoniales fruto de las cuales nacería la propia María, según indican desde el bufete de abogados, desde donde explican que tras el alumbramiento de la demandante, el padre biológico, "a pesar ser conocedor de la existencia de su hija, se apartó por completo de su vida y no mantuvo ningún contacto con ella, y de igual modo, jamás afrontó los gastos de manutención y alimentación, omitiendo en todo momento las obligaciones propias de todo padre de familia".
No obstante, años más tarde, el antiguo torero y la madre de la demandante, continuaron teniendo encuentros íntimos, hechos de los que María sería conocedora a partir de los nueve años de edad.
Según continúa el bufete, fue al cumplir los 18 años de edad, cuando el padre biológico acordó un encuentro con la demandante, en un bar de Sevilla, para confesarle que era su padre. Asimismo, han destacado que María ha mantenido a lo largo de su vida, con excepción de sus primeros nueve años de vida, multitud de encuentros tanto con su padre biológico, como con la familia de éste. Más allá de esa relación, el extorero se casó con otra mujer y fue padre de otra hija, ésta nacida dentro del matrimonio.
En la demanda presentada se han aportado "muchas fotografías" en las que figuran los progenitores y la hija biológica, donde "es evidente el gran parecido físico existente entre el demandado y la demandante".
Para dilucidar el caso, unos detectives se hicieron con diversas servilletas de papel usadas por el anciano extorero, en un bar de Sevilla. Así, los efectos tomados fueron "perfectamente individualizados, protegidos, reservados y empaquetados, así como custodiados y remitidos por mensajería a un laboratorio de ADN".
Una vez allí, dichos efectos serían examinados, junto con un hisopo bucal extraído a la demandante, al objeto de extraer el correspondiente ADN. Tras la comparación de los perfiles obtenidos mediante la extracción de ADN encontrado en los objetos anteriores detallados y el ADN de la hija biológica, dicho laboratorio ha concluido que el análisis estadístico de las dos hipótesis planteadas, basado en los datos genéticos obtenidos, ha concedido un índice de paternidad de 99,999268 por ciento. Algo que a efectos legales significa "que el torero es el padre biológico de María".
Por ello, Bufete Osuna ha presentado en un tribunal en la capital hispalense una demanda donde se pide que se lleve a cabo la práctica de la prueba del ADN entre la demandante y el demandado, y subsidiariamente, ante la negativa del padre, se practique la prueba del ADN entre quien demanda y su presunta hermana biológica, "ya con todas las garantías y con la presencia judicial".