Acceder a un libro de cuentos es entrar de lleno en muchas vidas contenidas entre dos tapas que desean salir para llegar a la mente de los que la sujetan
El cuento toma fuerza en el verano con la llegada de títulos que se antojan más propicios para las lecturas estivales infantiles, porque estas historias de pequeña o mediana extensión hacen que la rápida resolución de la trama sea más atractiva para el pequeño lector ahora que hay más horas para buscar otros mundos posibles.
Acceder a un libro de cuentos es entrar de lleno en muchas vidas contenidas entre dos tapas que desean salir para llegar a la mente de los que la sujetan. Y hay historias para todos los gustos y para todas las necesidades, pero si hay un tema que ahora es más necesario que nunca abordar es la paz, y así lo hace "Cuentos para niños y niñas que sueñan con la paz" de G.L Marvel (Duomo Ediciones).
Una obra que combate la guerra a través de 40 biografías como las del cocinero español José Andrés, la de la activista paquistaní Malala Yousafzai, la activista medioambintal sueca Greta Thumberg, el director de orquesta Daniel Baremboin o el creador de "Payasos sin fronteras", Jaume Mateu.
Pero es un libro también en el que conocer cómo nació el símbolo de la paz, que fue creado por el diseñador Gerald Holtom en 1958; así como para aprender las letras o melodías de algunas de las canciones que se han convertido en himnos contra la guerra: "Give Peace a Chance" o "Imagine" de John Lennon o "Redemption Song" de Bob Marley y la "Novena Sinfonía" de Beethoven.
Y si después de la paz lo que deseamos es pasar un poco de miedo, pero del bueno, del que ofrece la literatura, apostar por "13 avisos. Cuentos para leer por la noche", de Paula Carballeria y Davide Abbati (Diego Pun Ediciones), es un acierto.
Lo es porque en este libro hay historias que le han contado a Carballeira y otras que le han sucedido, pero todas ellas darán miedo, esa sensación que hace que nos "despertemos y estemos alerta", afirma la autora porque, por ejemplo, oír golpes en la pared no sólo quiere decir que alguien del otro mundo "pide permiso para entrar en éste", sino también "buscar un camino".
De buscar también va "Manuela y los Cakirukos" de Miguel Brieva (Reservoir Kids), un cuento dentro de otro cuento porque esta historia, según ha contado su autor a Efe, parte de un cuento que le escribió a su sobrina Manuela cuando ésta tenía 3 años.
Inspirada en sus veranos en la costa gaditana, lo que Brieva propone es una aventura muy ligada al trabajo que realiza para Ecologistas en Acción: "apostamos por crear imaginarios alternativos al actual, porque el actual y su sociedad van a la deriva o, cuando no, al colapso inminente".
"Esta historia está basada en nuestro presente si hace 50 años se hubieran tomado otras decisiones y el cambio climático sería mucho más leve y estaríamos viviendo en equilibrio con los ciclos del planeta", ha matizado.
Por eso en este cuento Manuela y sus primos irán en busca de los "Cakirukos", una suerte de "gamusinos" que son la metáfora de "esa colectividad hecha por individuos que saben que solo valen algo en cuanto pertenecen a una comunidad".
Con efectos que nos llevan a los universos de "La historia interminable" o incluso a "Strangers Things", Brieva consigue construir un escenario donde niños y animales se alían para un fin sorprendente y necesario.
Con el verano ya instalado, pese a que aun esta estación no haya llegado, los cuentos vuelven a ser una alternativa para esas mañanas o tardes en las que una buena historia, de corta extensión, puede solucionar el aburrimiento.