Practicar deporte y entrenar en el
gimnasio son actividades muy sanas y recomendadas, pero obsesionarse con la musculatura puede llevarnos a perder la cabeza y realizar prácticas poco recomendadas para la salud.
El brasileño
Romario Dos Santos Alves su obsesión con los músculos casi le cuesta la amputación de sus dos brazos por el exceso de músculo debido al consumo de una sustancia llamada
Synthol para aumentar su musculatura.
Su cuerpo se hinchó y deformó hasta alcanzar un tamaño peligroso para su salud. Alves se vio en tal riesgo que casi tiene que apuntar sus manos porque aparecieron en sus músculos cristiales provocados por el Synthol.
A día de hoy, el deportista ha conseguido abandonar ese estado supermusculado y recuperar la estabilidad de su salud, perdiendo como es lógico el exceso de músculos que hace un año sorprendían a Internet.