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La pandemia ha aumentado la hostilidad y la irritabilidad en personas sanas

Ha afectado a las relaciones interpersonales, donde se hace más difícil la comunicación

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Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universitat de València concluye que durante la pandemia ha aumentado la hostilidad y la irritabilidad en personas sin patologías previas, lo que ha afectado a las relaciones interpersonales, donde se hace más difícil la comunicación.

Selene Valero y José Gil, investigadores de la Facultad de Psicología y Logopedia de la UV, han estudiado los cambios en la conducta del sueño y la estabilidad emocional de pacientes tanto sanos como con patologías previas antes y después de la pandemia, a raíz de la cual se ha visto afectada la salud mental global.

El estudio de Valero y Gil, del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos, ha mostrado que un 40 % de la muestra presenta síntomas graves o moderados de depresión, y que un 30 % afirma tener nerviosismo o preocupaciones recurrentes, síntomas típicos de la ansiedad.

El artículo, publicado en la revista Know and Share Psychology, indica que en las personas con algún tipo de enfermedad o trastorno previo solo ha empeorado su calidad de sueño durante la pandemia, pero no muestran mayor irritabilidad y no hay indicadores de que tengan mayores niveles de ansiedad o depresión.

Tampoco ha empeorado en estas personas la percepción de su propia vida, lo cual podría ser explicado por haber recibido tratamiento durante la pandemia, según informa este viernes la UV.

En las personas sin patologías previas, ha aumentado la hostilidad y la irritabilidad pero tienen menos problemas de sueño y se sienten más satisfechas con su vida.

"Es relevante valorar estos aspectos, porque permiten detectar de manera preventiva señales de riesgo en la adaptación a esta situación altamente estresante y prevenir el desarrollo de un trastorno psicológico o reducir la gravedad de los síntomas, señalan los autores.

Para llegar a estas conclusiones, Selene Valero y José Gil pidieron a las 69 personas participantes en el estudio completar un formulario que serviría para evaluar patrones de síntomas presentes en individuos de distintas patologías y trastornos psicológicos, así como establecer niveles de intensidad.

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