Cinema Paradiso

Publicado: 21/09/2019
Autor

Pedro García Vázquez

Pedro García es periodista. Director de Informativos de 7 Televisión y Publicaciones del Sur

Absit Invidia

Con la esperanza de ser entendido por lo que pone, y por lo que no. Eso sí, sin ánimo de ofender ni en castellano, ni en latín

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Andalucía es tierra de cine. Localizaciones privilegiadas atraen rodajes (también de series), pero no crean una industria fuerte del sector
Año 1959. Jimena de la Frontera (Cádiz). Cientos de jimenatos esperan expectantes la llegada de dos estrellas del firmamento de Hollywood. Anita Ekberg y Vittorio de Sica protagonizan Los Tres Etcéteras del Coronel, largometraje rodado en ese pequeño pueblo, que probablemente no se ha visto ni se verá en otra parecida.

Los jimenatos pendientes de la actriz sueca. Las jimenatas del galán italiano, quien, eso sí, perdió parte de su glamour cuando las lugareñas comprobaron que debido a su fobia a los corceles, el actor de Ladrón de Bicicletas se subía a un artilugio de cartón piedra cubierto de piel de caballo. Un doble, y la magia del cine hicieron el resto.

Aquel rodaje en ese pequeño pueblo es un simple aunque significativo ejemplo de lo que Andalucía ha sido como escenario de largometrajes durante las últimas décadas. Esta semana hemos conocido que los rodajes en nuestra región tuvieron un impacto valorado en 130 millones de euros durante 2018. Es evidente que directores y productores (también de series) vuelven a ver en distintas localizaciones andaluzas los platós perfectos para desarrollar las ideas de sus guionistas, algo que ya ocurría en las décadas de los cincuenta, sesenta y setenta.

 



 

Es bueno, por tanto, que recordemos los errores que se cometieron entonces, y que provocaron que el número de producciones filmadas en Andalucía cayera en los últimos años del pasado siglo. El primero de todos fue el abuso. No matamos a la gallina de los huevos de oro, sino que la extorsionamos. Aprendimos rápido. Vimos pasta, y a por ella que fuimos. Cada vez todo era más caro. Incluso, algún avispado vecino, al percatarse de que la fachada de su vivienda estaba en plano, exigía pingües beneficios a cambio de no salir al balcón. Es un ejemplo, ocurrido por cierto en Almería, pero demuestra que tratamos de aprovecharnos de aquel maná.

Tampoco utilizamos la llegada de esas películas, algunas superproducciones, para crear una industria cinematográfica andaluza. Ni tuvimos iniciativa empresarial, ni las administraciones apostaron por esta idea. Ahora tenemos herramientas para que no vuelva a ocurrir: la buena labor de la Andalucía Film Commission y la reciente Ley del Cine de Andalucía, además de nuestro patrimonio natural y cultural, que ése sí es de película.

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