Decíamos que cada mes del calendario viene marcado por algo significado y las hermandades así lo cumplen. Está claro que el inmediato mes de Noviembre viene marcado por el negro. Todas nuestras dolorosas son primorosamente ataviadas, pero todas de negro.
En nuestra ciudad los distintos vestidores se lucen para que nuestras vírgenes, pese al dolor de un mes dedicado a los Fieles Difuntos, se luzcan lo mejor posible. Y lo consiguen por supuesto.
Aquí quiero hablar, no de una dolorosa de El Puerto, sino de una de talla universal y que no es otra que la Esperanza Macarena y del día que el inigualable Juan Manuel Rodríguez Ojeda la vistió de negro por completo.
Quizá en alguna ocasión en los últimos ochenta y cuatro años se ha pensado en volver a vestir a la Esperanza Macarena de luto por algún hecho luctuoso, y tal vez, últimamente, después del espantoso atentado del integrismo islámico el 11-M en Madrid que se cobró la vida de 190 personas. Pero no, no se vistió.
Fue en 1920 cuando la Macarena vistió de luto por la muerte de Joselito el Gallo, epoca de oro del toreo en la que José Gómez Ortega y su rival de Triana Juan Belmonte eran figuras que trascendían el ámbito puramente taurino.
A Joselito le arrancó la vida un toro de la viuda de Ortega, quinto de la tarde, de nombre Bailaor, en la plaza de Talavera de la Reina el 16 de mayo de 1920; fue una verdadera conmoción para Sevilla y para la Hermandad macarena, a la que el torero, que fue fiscal de paso y consiliario, estaba unido por fuerte devoción.
Fue él quien regaló a la Virgen las espléndidas esmeraldas que luce y quien pretendía comprarle unos varales de oro macizo.
La llegada del cuerpo embalsamado de Joselito a Sevilla el día 19 de mayo supuso una auténtica manifestación de dolor popular, con balcones con crespones negros y banderas a media asta. El funeral por el diestro se celebró el día 21 en la Catedral.
La Hermandad se volcó con las honras fúnebres para Joselito, cuyo cuerpo pretendieron enterrar en la iglesia de San Gil, fue el 31 de mayo cuando se celebraron y cuando Rodríguez Ojeda vistió de luto la imagen y levanto un impresionante catafalco en honor del torero coronado por su vara de estación penitencial.
La Virgen aparece dramática y más dolorosa que nunca cubierta por un manto negro, que deja ver la blonda blanca que le cubre la cabeza, y un velo denso a modo de rostrillo.