Las fuerzas de seguridad sirias volvieron a reprimir a sangre y fuego las protestas, lo que causó un balance provisional de 15 víctimas mortales y un número indeterminado de heridos, según los Comités de Coordinación Local, uno de los principales grupos de la oposición.
La mayor parte de los decesos se produjo en la ciudad de Arbin (al oeste de Damasco), donde siete personas cayeron abatidos por los disparos de los cuerpos de seguridad y los esbirros del régimen, conocidos como shabiha.
Mientras, tres personas murieron en Dumair (al noreste de Damasco), otras tres en Homs (centro), una en el suburbio de la capital de Madamiya el Sham, y otra más en Deraa (sur).
El portavoz de los Comités Omar Edelbe explicó que hay un gran número de heridos, lo que podría hacer que crezca la cifra de muertos, y que las manifestaciones se habían reproducido en la mayoría de ciudades sirias salvo en Hama, donde se prohibió el rezo del mediodía en las mezquitas de la ciudad.
Los viernes, día de la oración más importante de la semana para los musulmanes, son la jornada señalada por los manifestantes para convocar grandes marchas, a las que normalmente suelen poner un nombre.
En esta ocasión, se eligió bautizar la fecha como el Viernes de “Dios está con nosotros, aunque nadie nos apoye”.
Según los Comités de Coordinación, se eligió este nombre en alusión a “los compatriotas que permanecen en silencio y a las naciones amigas que no se han posicionado de forma clara -incluidas las liberadas, cuyas revoluciones encendieron la revolución siria-”. Las manifestaciones más numerosas se vivieron en Deir al Zur (norte), una de las ciudades más activas en la oposición a Al Asad, pese a la gran presencia de fuerzas de seguridad.
Asimismo, se celebraron grandes marchas en Homs, Latakia (noroeste), Idleb (norte), y en varias de las localidades periféricas de Damasco como Arbin, y en todas ellas se escucharon disparos de armas de fuego.
Mientras, según los Comités, Hama continuó prácticamente aislada, debido al corte de las líneas telefónicas, y a que las frecuencias de los teléfonos por satélite colapsaron.
Pese a ello, las informaciones que llegaron de Hama aseguraban que continuó por quinto día consecutivo el bombardeo de los tanques del Ejército sirio sobre la ciudad, así como los disparos de los francotiradores. Según dijo Edelbe, se esperaban grandes manifestaciones durante la noche tras la oración nocturna del tarawih, propia del ramadán, y del primer rezo de la madrugada.
Por el momento, el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos calcula que han fallecido al menos 1.649 civiles y alrededor de 389 efectivos de las fuerzas de seguridad desde el inicio de la revuelta popular.
Un día más, el régimen aportó su visión particular sobre las protestas a través de la agencia oficial Sana, que informó únicamente sobre la muerte de dos miembros de los cuerpos de seguridad a manos de “un grupo terrorista”.
Según Sana, dos miembros de las fuerzas de seguridad murieron y ocho resultaron heridos en “una emboscada tendida por un grupo terrorista en la carretera entre Maarat al Numan y Jan Shijon, en la provincia de Idleb” (norte).
El jefe de la Policía de la provincia de Idleb, Ali Mohamad al Mustafa dijo a la agencia que la patrulla atacada se había desplazado al lugar para vigilar la carretera, en respuesta a llamadas de ciudadanos para denunciar el robo de varios coches. El director del hospital de Maarat al Numan explicó que “dos hombres dispararon sobre dos ambulancias que habían llegado para auxiliar a los heridos” en la emboscada, y un enfermero resultó herido.
Este nuevo desafío de los sirios al régimen llega dos días después de que Al Asad promulgase el decreto que garantiza el multipartidismo en Siria, algo que los opositores ponen en duda, y además, consideran, llega muy tarde.